Hay derrotas que por más sorprendentes que parezcan se ven venir, de alguna manera se anuncian y
al final acaban por caer el día menos pensado . No jugó bien el Barça contra el Almería, lo había pasado mal con el Dinamo Kiev y pudo perder en Valencia. Le alcanzó con ejercicios esforzados para salvar el marcador y ganar tiempo, convencido de que el suyo era un mal pasajero, propio de los mejores artistas. Jugó con la misma tenacidad de encuentros anteriores y también con la misma incomodidad y desagrado, muy desafinado. La diferencia estuvo en el resultado. El esfuerzo no le evitó una dolorosa derrota ante al Rubin Kazán que complica su clasificación en la Liga de Campeones.