cojo

«Quiero ser útil, no un perro cojo que tengas que arrastrar por la acera»

Buena planta, bronceado, con gafas casi de intelectual, el pelo leve y cuidadosamente desordenado y el pendiente ya asentado en su oreja izquierda, Harrison Ford -Chicago, 1942; sí, tiene 68 años- habla mucho y deprisa. El actor más taquillero de la historia no saca el látigo ni cuando se le pregunta por las ventajas e inconvenientes que supone la edad, aunque se remueve algo incómodo: «Evidentemente», responde, «los papeles que te ofrecen son distintos, pero yo siempre me vi como un actor de personajes. Fue accidental que me convirtiera en protagonista. Así que es un placer interpretar los p...
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