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Opinión

Decir que el PSOE no ha invertido en educación es como hablar del mar sin pensar en el agua

Si hay algo que más puede perjudicar la legitimidad en la política es la mentira, el problema viene cuando, de tanto escuchar falsas promesas y datos disfrazados, acabas por acostumbrar-te a ello. Decir que desde el 2004 al 2011 no han existido inversiones en materia de educación en Ceuta, es demoledor, sobre todo cuando viene de la boca del actual Delegado del Gobierno que, supongo, necesitará mantener su sillón y, por eso, anda un poco desesperado jugando al despiste, junto al actual director provincial, que muy pronto ha olvidado sus críticas a la ges-tión popular, y el Gobierno de la Ciudad. Luego voy a dedicar un apartado sólo para enumerar “algunas” de las inversiones realizadas en materia educativa con Zapatero, pero antes quisiera matizar dos cosas. La primera es que, si un Gobierno socialista no hubiera posibilitado la cons-trucción de la actual Biblioteca Pública y la Facultad, éstas personas no hubieran podido pa-searse por las antiguas instalaciones presumiendo de aulas nuevas, puesto que el traslado ha sido lo que ha viabilizado la construcción de estos centros. Y segundo, tengo la suerte de haber llevado el área de educación del PSOE de Ceuta mientras seguía y sigo ejerciendo de maestra, es decir, tengo la dicha de saber lo que digo por experiencia propia y no por Argumentario confeccionado desde Ferraz o Génova. Y no, no estamos mejor que antes, estamos en quiebra y abandono por una absoluta dejadez y prepotencia de quienes se encuentran en Madrid ex-perimentando con nuestra ciudad, ciudad que conocen seguramente sólo por la serie El Prínci-pe. Eso explica que “la avalancha de población básicamente marroquí que acude a beneficiarse de la educación obligatoria y gratuita” sea lo único que han comentado de nosotros allí, o que ni siquiera Ceuta haya participado en el informe PISA.
Opinión

Decir la verdad no es delito

- Parece que a algunos cuando leen algún que otro artículo en los que intento exponer a la opinión pública la realidad de lo que todos estamos viendo día a día en esta ciudad, se sienten profundamente agraviados, iniciándose en ellos una especie de catarsis lingüística en la que el recurso a la palabra “racista” se convierte en todo un programa ideológico destinado a neutralizar a cualquiera que tenga la intención o deseo de contar y denunciar muchas de las cosas que aquí están pasando.
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