Internacional
Un partido más, una victoria gracias a un gol de Martin Palermo en el descuento, de locos, de un Loco acostumbrado a escribir historias épicas en las canchas de fútbol. Un 2-1 ante la peor selección de América del Sur, ante Perú. Un triunfo que llegó después de una primera parte para la esperanza, donde Argentina tocó el balón con más criterio gracias a los 20 minutos de inicio de Pablito Aimar, que luego se diluyó, se perdió, se descentró, se volvió el partido loco, Argentina parecía demasiado blanda. En la primera mitad, cada balón que tocaba Leo intuía peligro. Pero en la segunda se perdió entre el diluvio que castigaba el Monumental con dureza. El balón ya no corría, los rebotes iban para los peruanos, se jugaba a trompicones, un estilo que no le va a Leo. Argentina sufre, Leo se desespera, y como es un equipo tan poco trabajado nadie ayuda.
Como siempre. Jugaba mal la albiceleste y Messi no podía, él no tiene el papel reservado como salvador de la patria, ahí estaba Martín Palermo para devolverle la sonrisa a Maradona. Más allá de la victoria que mantiene a Argentina con posibilidades de ir al Mundial