diplomática

España rechaza una nota diplomática de Rabat sobre el «presidio» de Ceuta

El Gobierno se vio obligado a rechazar el pasado viernes, día 21, una nota diplomática enviada por Marruecos a la Embajada de España en Rabat, en la que se comunicaba que había sido detenido un ciudadano español cuando intentaba entrar a nado «en el presidio de Ceuta», según supo ABC de fuentes solventes. Marruecos suele aplicar este término a Ceuta y Melilla para subrayar que considera a los dos ciudades plazas fuertes «ocupadas» y que no reconoce la soberanía de España sobre las mismas. La representación diplomática devolvió de inmediato la nota verbal a Marruecos por incluir el término «pr...

Marruecos lanza una ofensiva diplomática para dar su versión del 'caso Haidar'

Marruecos ha iniciado una ofensiva diplomática en toda regla destinada a explicar su versión del caso Haidar. El Presidente de la Cámara de Representantes de Marruecos, Mustafá Mansouri llegó ayer a última hora a Barcelona, procedente de Casablanca, con la misión de explicar a los líderes políticos catalanes y también a la sociedad civil la posición de Marruecos en la crisis protagonizada por la activista la activista saharaui Aminetu Haidar que mantene una huelga de hambre desde hace 23 días en el aeropuerto de Lanzarote tras ser expulsada de su país.

El caso de espionaje ahonda en la crisis diplomática entre Perú y Chile

Las siempre tirantes relaciones diplomáticas entre Perú y Chile se encuentran bajo mínimos después de que el Gobierno de Lima capturase a un suboficial de su propia fuerza aérea, acusado de espiar para los servicios de inteligencia chilenos. La noticia, dada a conocer por los medios peruanos el pasado jueves, fue confirmada un día después por el canciller, José Antonio García Belaunde, que calificó el hecho como "un acto inamistoso y ofensivo" y anunció que el embajador en Santiago había sido llamado a consulta.

Tontería diplomática

Una visita de la princesa Ana of England a Gibraltar ha provocado una reacción diplomática desde la Moncloa. Hemos expresado al décimo de Downing Street nuestro profundo malestar por que la visita, creemos, llega en un momento inadecuado. Eso se lo decimos a uno de nuestros mayores aliados y cuyo primer ministro, nos ha invitado a Londres para reinventar el capitalismo.

Definitivamente, somos idiotas. Lo somos porque reclamamos un pedazo de tierra entregada por tratado, aquel papelito que se firmó en Utrecht y que supuso entregar el peñón por no saber ocuparnos de nuestros asuntos en su día. Corre el año 2009 y todavía estamos exigiendo que se nos devuelva una soberanía que ni siquiera los propios gibraltareños desean. Nuestro Gobierno se encarga de poner un titular en los medios de comunicación porque una princesa, guste o no, visita un territorio de forma legítima.

Y todo esto lo digo viviendo en Ceuta, un territorio que Marruecos reclama con el mismo e inconsistente argumento que nosotros esgrimimos ante Londres. Antes de llegar a esta ciudad del norte de África no sabía si me iba a encontrar con una colonia o con un territorio invadido. Casi un año aquí me da para pensar que se trata de una ciudad española y punto. La única diferencia con Teruel es que aquí hay una frontera y que en lugar de amantes aquí tenemos mucha población de origen marroquí. Ceuta tampoco es una colonia, cosa que Gibraltar sí que es. El concepto del colonizado y la metrópolis supone aceptar un beneficio económico del pez grande gracias al chico. Mientras Gibraltar sí que da dinero a las arcas del Reino Unido desde su condición de paraíso fiscal, Ceuta aporta bien poco. Es más, mantener a Ceuta le cuesta pasta a España. Gran parte del presupuesto de la ciudad lo aporta el Estado. Y las inversiones también.

Si nos molesta profundamente que Ana visite Gibraltar estamos diciendo que Marruecos opina coherentemente cuando se enfada porque los Reyes pisan las ciudades autónomas. Estamos diciendo que si reclamas un territorio puedes protestar cuando un representante viaje a un territorio legítimamente propio. Aunque no tengas razón. En definitiva, estamos poniendo a la misma altura a España (de la UE, señores, no lo olvidemos) y Marruecos. Bravo. Estamos opinando que sus posturas diplomáticas utilizan los mismos métodos que los nuestros y encima nos parece estupendo. Queda claro que la coherencia en política exterior no es nuestro fuerte.
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