La mayor parte de los miembros de la asociación ubicada en la Cañada de Hidum reclaman democracia interna y considera que el actual presidente debería marcharse.

MADRID- La Asociación de Víctimas de Violencia Fascista, Racista y Homófoba, que preside la madre de Carlos Palomino, el joven asesinado en Legazpi en 2007 por un militar de presunta ideología fascista, había convocado para ayer, junto con otros grupos, la enésima manifestación de condena del fascismo con la imagen de Carlos como catalizador.
El acto quería denunciar lo que consideran un «continuado ascenso» de los ataques ultraderechistas en las últimas semanas, pero no fue autorizada por la Delegación del Gobierno.
Respuesta contundente
Al contrario que en las manifestaciones autorizadas recientemente, a las que acudieron cientos de personas, ayer muy pocos decidieron ir pese a todo, y los que aparecieron, unos veinte, fueron disueltos de manera contundente por la Policía Nacional. Los participantes calificaron de «brutal» la carga de los agentes y criticaron a las autoridades, que no estimaron procedente el acto por no haber «urgencia». «Si las agresiones justificadas por motivos ideológicos y xenófobos no son algo que se tenga que tratar con urgencia, ¿qué lo es?», preguntaba uno de los portavoces del grupo de jóvenes activistas.
 Entre las agresiones que justificaban la manifestación citaron el asesinato de un trabajador rumano en La Cabrera, la agresión sufrida por Rafael Santamaría, indigente, a manos de un grupo de nazis, tras la cual estuvo en coma  y ha quedado sin habla, el caso de Alfredo Albino, guineano miembro de la Federación Panafricanista de España asaltado por un   grupo de neonazis  y varios casos más acaecidos recientemente.