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Un gimnasio del centro de Madrid cierra sin avisar y deja a sus 1.000 clientes en la calle

Peter Campbell proviene de un pequeño pueblo llamado Aghalee, conocido por el cultivo de la patata, la pesca a orillas de un largo y el afán ahorrador de sus vecinos. A los lugareños de este pueblo del norte de Irlanda les pone los pelos de punta el gasto desmedido y el derroche. Este afán llevó a Peter Campbell, de 31 años y residente en Madrid, a no renovar su contrato con el gimnasio de al lado de su casa, en la calle Ferraz, e irse a uno a quince minutos a pie, en la plaza de los Cubos, llamado Fitness Center. Le ofrecían pagar la mitad, y el chico pensó que merecía la pena sacrificar el desgaste de las suelas de sus zapatillas.
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