De Bill Clinton se pueden decir muchas cosas. Se le puede calificar de memo después de que una becaria le ganase toda una batalla psicológica, pero lo que nadie puede dudar, y tras lo visto por Bush durante los últimos ocho años, es que no era tonto. Cuando quiso explicar que lo que le importa a la gente es la economía, y añadió aquel sonoro "idiota" al final de la frase, no andaba desencaminado.
De la economía hablamos realmente en dos casos. Cuando todo va estupendo y el Gobierno de turno se las quiere apuntar todas o cuando el tema va de craneo. Es entonces cuando a todos nos empieza a importar eso del IPC y del Euríbor. El otro día incluso escuché a una señora de avanzada edad preguntar en el banco que si el TAE ese le va a bajar mucho la pensión. En épocas de crisis, nos ocupamos de cosas concretas, generalmente las que nos suponen algo para el bolsillo, porque es lo que decide lo bien que vamos a vivir.
Es por eso que una vez la crisis ha sido declarada de forma oficial los debates ideológicos o determinantes abandonan el escenario. ¿Se le ocurrirá a Ibarretxe hablar de su consulta en plena crisis antes de las elecciones? No, porque a los vascos lo que les importa es no perder un euro de su cupo pase lo que pase. Es decir, la gente espera de sus políticos que se limiten a actuar para que podamos gastar nuestros sueldos durante el mes en curso. Si eso se complica, somos capaces de todo.
Los debates estériles empiezan a desaparecer. Entre ellos incluyo el identitario, el del honor y el de la autodefensa. Somos pura economía, y listo. El cansino Hugo Chávez ha caído en la misma cuenta y se ha dejado de tonterías con su vecino colombiano. Esta semana se ha reunido con el presidente Uribe para firmar acuerdos económicos y es que lo que se antoja sobre Venezuela va a ser fino. Si el petróleo no empieza a subir, es muy probable que las cosas vayan a ser desastrosas. Otro país del que se escucha bien poco ahora es Irán, otro gran productor de crudo. A cuarenta dólares el barril, nadie quiere dar la nota, más que nada porque no hay dinero para ello.
En Ceuta, seguimos viviendo en esa burbuja que se llama 'ciudad del funcionario'. Estando la mitad de los trabajadores locales sometidos al bien común. Es un lugar que parece inmune a la crisis, porque las subvenciones siguen llegando. Un bonito dato y no por menos curioso es que, siendo el lugar menos productivo, tenemos una de las pensiones más elevadas del país. Y es que aquí molamos un montón.
