malditos

Los malditos amistosos

La parte buena: los campeones del mundo son casi invencibles donde es realmente importante, en los partidos oficiales. La cara B no está a la altura de su fama y su categoría en los encuentros de carácter amistoso, donde es evidente que existen muchísimas lagunas. Leer


El líder de CSI.F acusa a los "malditos cobardes" de CCOO de "apalear" al personal de Punta Blanca

- Ricardo Martínez coincide con los comisionistas en que el proceso judicial en curso debería terminar "lo antes posible", pero "para sentarles en el banquillo como culpables del hostigamiento público a los trabajadores"

- El sindicalista cuestiona la credibilidad de las testificales de ex internos y dice que Comisiones "pasa de lo ridículo a lo vergonzoso" al pedir protección para un testigo

- "Si hay alguien en esta ciudad que protege a los internos del centro son precisamente los propios trabajadores cumpliendo escrupulosamente con la legalidad vigente", afirma

Los tres títulos malditos de Nadal

Camiseta verde, ojos hundidos, mirada perdida, apretón de manos y una felicitación esquiva acompañada de más extrañeza que afecto. Rafa Nadal es el protagonista de la estampa, pero no el felicitado, que era Ivan Dodig. Una imagen desacostumbrada en los grandes torneos porque era primera ronda del Masters 1.000 de Montreal, hace hoy una semana. «No creo que jugara mal, solo que no lo hice bien en los momentos decisivos», fueron sus declaraciones. Nada que objetar. Ahora el reto es Cincinnati. Nadal es el que más torneos Masters 1.000 acumula, con 19 y superando en dos a Roger Federer y Andre Ag...

Tres malditos momentos

Bajo el sol de Melbourne, la cinta amarilla de Roger Federer, ese trozo de tela que le mece el pelo, se mueve sin el brillo de sus grandes momentos: gana 6-3, 3-6, 6-3 y 6-2 a Tommy Robredo, se cita en cuartos del Abierto de Australia con el vencedor del Stanislav Wawrinka-Andy Roddick...pero en el camino se deja un rosario de 40 errores no forzados que no se explica solo desde la voluntad de Robredo.

Opinión

Malditos turistas

Martes, 11:00 de la mañana, conocida cafetería del centro de la ciudad. Una camarera se acerca y tras los buenos días ataca con el clásico "qué van a tomar". Los clientes responden al saludo matutino y optan por el aún más tradicional, "cortado y tostadas con tomate y aceite". Todo normal hasta que se escucha "uy". Eso quiere decir problemas. "No puede ser porque se ha ido la luz y además, han venido los turistas del crucero y van y nos dejan sin pan". Es el fin del mundo, no hay pan, "qué podemos tomar", se escucha. "Tenemos montaditos" (que se hacen con pan), afirma la camarera. "Y... ¿zumo de naranja?", se pregunta con miedo. "Eso sí", afirma con rotundidad la dolida empleada. "Pues venga, zumo y montadito", se conforman los no turistas.

Producción, malditos

Carrera de la competitividad, que deja en la pista a millones de rezagados y perdedores de los que nos dan buena cuenta cada día los medios de comunicación.

Malditos bastardos

Aburrida. Sin ritmo. Guión deslabazado. Lenta. Personajes caricaturescos. Continuas licencias de autor jugando con los géneros. La historia de la suda a Tarantino. La violencia no tiene engarce en el guión (suponiendo que lo hay). Confunde nazi con alemán (cuestión delicada). Brad Pitt digno de ser condenado al mayor ostracismo interpretativo desde la invención del [...]

El día de los bastardos malditos

Aseguran que la salud, el esplendor o la estricta supervivencia de los festivales no sólo la legitima la calidad de la Sección Oficial y el interés de las secciones paralelas sino también que las estrellas, esos seres etéreos y con atributos emparejados con la divinidad, desvelen que son humanos prestándose a aparecer en público para saciar la fascinación de la gente. La Mostra, esa inmundicia de programación en los últimos años, salva injustamente los papeles y consigue portadas en los medios de comunicación porque las estrellas del cine norteamericano (o sea, las de verdad) no desdeñan algo tan grato como darse una vuelta por una de las ciudades más hermosas y enigmáticas que existen. Y si les falla alguna luminaria, el magnetismo de ese paisaje puede atraer incluso a Hugo Chávez, ese actor de la política tan poco estético pero irrefutablemente popular, alguien que garantiza el protagonismo en las noticias del día.

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