marrón

"Jugar con el Barça no es un marrón"

Abandonaron La Rosaleda con la expresión desapasionada de unos funcionarios a la salida del ministerio. Acababan de completar el último expediente de una cadena interminable de firmas, sellos por triplicado, compulsas y apostillas. Estaban cansados. Conformes con la labor, tal vez. Pero de ningún modo felices. Acaso los jugadores del Madrid y su entrenador, José Mourinho, disimulaban mal su preocupación ante la perspectiva ingrata de otros dos clásicos contra el Barcelona, en los cuartos de final de una Copa que no les interesa demasiado, a partir de la semana que viene. Casillas y Alonso hablaron en nombre de la plantilla como dos tecnócratas intentando no revelar secretos. "Había que nadar y guardar la ropa", fue lo más vehemente que dijo Alonso. "Ahora hay que pensar en el Mallorca", comentó Casillas, que no quiso ni detenerse a conjeturar sobre el cruce con el equipo catalán; "pero jugar contra el Barça no es un marrón".

Descubierta la enana marrón más fría

Las enanas marrones son estrellas fallidas, cuerpos que no han juntado suficiente masa como para encender en su interior las reacciones nucleares, la fusión de los átomos de hidrógeno, que hacen brillar a las estrellas normales. Así que son cuerpos fríos, comparativamente oscuros y, por tanto, difíciles de detectar en el cielo. Ahora, unos científicos, gracias al telescopio espacial Wise, de la NASA, han encontrado la enana marrón más fría hasta el momento: su atmosféra ronda los 25 grados centígrados, una temperatura confortable de un cuarto de estar, dicen los investigadores. El equipo, dirigido por Davy Kirkpatrick (Caltech), ha encontrado con este observatorio espacial un centenar de enanas marrones y seis de ellas son del tipo frió -incluida la del récord de baja temperatura, WISE 1828+2650- con temperaturas que van de los 175 grados centígrados a los 25 grados; están todas a distancias comprendidas entre los nueve y los 40 años luz de la Tierra (la estrella más cercana, Próxima Centauri, está a unos cuatro años luz de aquí).

El marrón de Rosell

Los asuntos que se afrontan a destiempo tienen mal arreglo, y más en el fútbol, que demanda respuestas instantáneas, espontáneas o naturales, propias del juego. A la hinchada le gusta polemizar sobre las preguntas de Mourinho, las respuestas de Guardiola, las sentencias de Casillas o las gracias de Piqué, y recelan de sus directivos porque entienden que a menudo sobreactúan o miden tanto sus mensajes que suenan a interesados, por más que puedan marcar la política de la institución. Interesa sobre todo que quede claro el objetivo. No hay ninguna duda sobre las intenciones de Florentino, un empresario futbolero, deseoso de competir con Bernabéu. A Rosell le mueve por el contrario un discurso austero y de contención, más propio de un presidente de un consejo de administración que de un club, tal que ejerciera de empresario cuando se suponía que le interesaba sobre todo el fútbol. No resulta fácil descifrar a Rosell. La serie contra el Madrid le dejó en fuera de juego, descolocado por el contencioso, necesitado de un tiempo muerto para encontrar la réplica políticamente correcta que diera satisfacción a las distintas partes. Preso del anuncio de que hablaría solo a final de temporada, cuando no hubiera riesgo de incendio, el presidente tomó la palabra para quedar al menos en paz consigo mismo. Y, aunque las circunstancias jugaban en su contra, cumplió con su promesa y articuló un discurso que funcionó institucionalmente por la misma regla de tres que había demorado su intervención por una cuestión de "responsabilidad social". Horas después, sin embargo, su comparecencia había caducado porque el Madrid ya había devuelto la pelota que tanto tardó en poner en juego el Barça.

Un marrón muy goloso

El único actor que parecía haber salido indemne del bochornoso (y fugaz) paso del equipo de Francisco Hernando por el Mundial de MotoGP era la fábrica Ducati. A principios de temporada, la marca de Borgo Panigale recibió, al contado, el importe íntegro correspondiente al leasing de las motos del equipo que montó Paco el Pocero (alrededor de dos millones de euros). Un negocio redondo para la casa italiana, que vuelve a tener las motos en sus garajes de Bolonia, una vez que el Pocero ha cerrado el grifo y la persiana del equipo en el que, hasta hace do semanas, competía Sete Gibernau. La decisión tuvo un carácter inmediato, de forma que la escudería no ha viajado hasta el circuito de Sachsenring, donde mañana se disputará el Gran Premio de Alemania. Hasta aquí sólo se ha acercado Pablete Nieto, hijo menor de Ángel y uno de los responsables de la formación, con la intención de "arreglar lo que pueda del marrón que nos ha caído", según comenta él mismo.
Entrando en la página solicitada Saltar publicidad