Se ha comparado a Félix Millet, el estafador musical, con Bernard Madoff, el broker implacable. Es injusto. Madoff robaba a los ricos, y Millet se reía de todo el mundo. Madoff está en la cárcel y Millet anda libre. Además Millet es de estirpe aristocrática: sobrino del fundador del Orfeón catalán y, entre otros muchos cargos más o menos honorarios, presidente de la Fundación Orfeó-Palau de la Música. Fue filántropo, a su manera. No sólo sacaba dinero de una institución financiada con el dinero de todos. Al parecer, también dedicaba sustanciosas cantidades, de las que él mismo había sustraído, a financiar las actividades de los partidos políticos, en particular los nacionalistas, que a su vez le han garantizado la impunidad durante muchos años. Por si fuera poco, el caso Millet tiene sabor histórico. Confirma que la tradición pactista y negociadora de la Corona de Aragón ha renacido en la sociedad barcelonesa de hoy. Se puede tomar pretexto del enraizamiento de Millet en lo más tradicional y exclusivo de la ciudad condal para sacar una lección moral sobre el patriotismo. El escándalo respaldaría la idea de que el patriotismo es una simple pantalla para sinvergüenzas. A mí, y lamento parecer ingenuo, me parece al revés. La corrupción es inevitable en el ser humano y sistemas políticos como los actuales, con prebendas repartidas a mansalva por los gobiernos, la multiplican y la extienden. El patriotismo, que es la lealtad al propio país y la disposición a sacrificarse por él, contribuye a limitar la corrupción porque fuerza al interés personal a subordinarse, en la medida de lo posible, al bien común. Por eso, la corrupción que ha destapado el caso Millet, tan cargado de simbología artística en el registro más sublime, no ha puesto en cuestión la noción de patriotismo, sino la calidad del patriotismo catalán. Si quienes lo encarnan hacen lo que Millet ha hecho, ¿de qué se está hablando cuando se habla de nación catalana?

Según han informado fuentes judiciales, de acuerdo con las facturas presentadas por los letrados de la acusación particular, los fondos del Palau pagaron los 120.000 euros que costó la boda de una de las hijas del ex presidente de la Fundació, Fèlix Millet, y los 80.000 de la otra. Sobre ese desvío de los fondos del Palau de la Música para la boda de las hijas de Millet, celebradas en el emblemático palacio modernista en los años 2000 y 2002, existían ya sospechas, ya que así lo denunciaba un anónimo enviado al juez que investiga el desfalco.

Otros documentos que los letrados han entregado al juez es la fotocopia de algunas actas de las reuniones de la Junta de la Fundación Palau de la Música, que estaban desaparecidas, han añadido las mismas fuentes. La entrega de esos documentos se produjo ayer, cuando el juez tomó declaración a los hasta ahora dos únicos imputados por el desvío de fondos del Palau, el ex presidente Fèlix Millet y el director administrativo, Jordi Montull.

En su declaración, los imputados han implicado al que fuera secretario del Palau de la Música, Raimon Bergós, en el asesoramiento de las facturas falsas con las que presuntamente se perpetró el desvío de fondos. De hecho, la Fundación Orfeó Català destituyó el pasado 20 de septiembre a Bergós como secretario de la entidad por haber urdido presuntamente un engaño a la inspección de Hacienda para encubrir las irregularidades contables en la institución. En la declaración ante el juez, han añadido a Efe fuentes judiciales, los imputados afirmaron que no dejaban constancia escrita de los pagos que efectuaban en metálico -y que según su versión correspondía a las dietas y hoteles donde se alojaban los miembros de los coros-, porque confiaban en su memoria.

Los dos imputados por el presunto desvío de fondos de las cuentas del Palau de la Música de Barcelona, su ex presidente, Fèlix Millet, y su ex director administrativo, Jordi Montull, esquivarán, de momento, la cárcel, al menos hasta que se celebre el juicio. El juez titular del caso, Juli Solaz, decretó ayer libertad con cargos para ambos, sin fianza, y únicamente les retiró los pasaportes, por lo que no podrán salir de España. La Fiscalía pidió prisión incondicional para los acusados, pero el juez  desestimó la medida, causando una estupefacción generalizada.

Declaración y confesión
La sorprendente decisión del juez llegó tras la declaración de ambos imputados, en la que confesaron de nuevo haber desviado a su favor 3,3 millones de las cuentas del Palau, que invirtieron en obras particulares y en viajes de lujo. Sin embargo, la investigación de la Fiscalía apunta a un expolio mucho más elevado, de casi 21 millones, pero Millet y Montull salieron ayer del juzgado en libertad y con la única novedad de que en sus bolsillos no tenían sus pasaportes, que de hecho ya habían entregado a sus abogados cuando estalló el escándalo. Tras las comparecencias ante el juez tres meses después de que los Mossos entraran en el Palau, saltaba a la vista una gran satisfacción de los abogados de la defensa así como una lógica indignación en la Fiscalía, que comenzó a preparar un recurso para insistir en la encarcelación preventiva de Millet y Montull. 
Fuentes de la Fiscalía recordaron la «gravedad» de los delitos imputados a Millet y Montull, que son apropiación indebida –malversación de caudales públicos en este caso– y falsificación documental. Insistió la Fiscalía en el «riesgo de fuga de los imputados, por sus elevados recursos económicos». La investigación de la Fiscalía y de los peritos de Hacienda aún no está finalizada y tendrá que cuantificar la cifra exacta del supuesto desvío de fondos.
Millet prestó declaración ante el juez durante 90 minutos, mientras que Montull estuvo declarando una hora. Fue tras ambas comparecencias cuando la Fiscalía solicitó la prisión incondicional y sin fianza para los dos imputados. No obstante, el juez tuvo en consideración la carta de confesión pública que Millet difundió el 17 de septiembre y desestimó el encarcelamiento. Tampoco estimó que haya riesgo de reincidencia o de destrucción de pruebas.
La comparecencia ante el juez estuvo basada en la citada confesión de Millet y en la querella de la Fiscalía. Millet sólo admitió los mismos hechos que se reflejaban en las mismas, un desvío de 3,3 millones y no hizo ninguna referencia a las otras cifras que se barajan en este caso.

«No son fugitivos»
Los abogados de los imputados, Pau Molins y Jordi Pina, señalaron que «no se cumplen los requisitos para pedir prisión, Millet y Montull no tienen el perfil de fugitivos, si fuera así, ya lo habrían hecho».  «Han admitido los mismos errores –en ningún momento se oyó la palabra «delito»– indicados en la carta y en la querella, por lo que celebramos la coherencia del juez», señalaron.
Durante sus declaraciones, Millet y Montull respondieron a todas las preguntas de todas las partes, sólo admitieron los «errores» ya confesados y exculparon de todas las acusaciones a sus familiares, algunos de ellos vinculados a la gestión del Palau. Sin embargo, hubo cruce de acusaciones entre ambos imputados sobre parte de las presuntas irregularidades.
Millet se desentendió de algunas de estas operaciones y aseguró que «sólo ponía mi firma», mientras que Montull afirmó que «obedecía órdenes de mi superior (Millet)». No aportaron grandes novedades respecto a la anterior confesión en forma de carta. Admitieron el gasto de 3,3 millones y detallaron sus explicaciones sobre las obras y viajes.
Perseguidos hasta la extenuación por los periodistas, Millet y Montull salieron de la Ciudad Judicial con aparente tranquilidad. No declararon absolutamente nada tras las comparecencias,  aunque cinco horas antes Millet aseguró «estar bien», al ser preguntado por su estado. Tras unos momentos de confusión, consiguieron subir a un coche y se marcharon, dejando atrás una expectación mediática tan enorme como previsible.
Respecto a los otros tres querellados, la ex directora financiera del Palau e hija de Montull, Gemma Montull, y los dos ex tesoreros, Enric Álvarez y Pau Duran, el juez aún no les ha imputado ni citado a declarar, según confirmaron Molins y Pina. A la espera de que acabe la investigación, el juez podría citar de nuevo a declarar a Millet y Montull si se detectan nuevos delitos en la Auditoría que se está realizando en el Palau. 
Por su parte, la nueva junta del Palau anunció en un escueto comunicado que «estamos atentos al desarrollo del escenario judicial» y «queremos colaborar con la Justicia, en la que confiamos».

CRONOLOGÍA: 2009
23 de julio
- Los Mossos d’Esquadra registran por orden judicial el Palau de la Música. Se investiga el desvío de 2,29 millones de euros entre 2003 y 2004 de los fondos de la entidad hacia destinos desconocidos. Fèlix Millet aparece como el principal sospechoso de estos hechos. Cuatro días después, Millet dimite de sus cargos en el Palau.
17 de septiembre
- Millet confiesa en una carta enviada al juez que se ha apoderado de 3,3 millones de euros del Palau con los que ha financiado reformas en su casa y viajes. Con la autoinculpación podría tratar de evitar la cárcel.
1 de octubre
- Se hace público que Fèlix Millet ayudó económicamente a Àngel Colom con 72.000 euros.
6 de octubre
- El juez levanta parcialmente el secreto de sumario de la querella lo que permite conocer que el desvío de fondos no era de 3,3 millones, como Millet confesó en la carta enviada al juez, sino de 10.
8 de octubre
- El presidente de la Generalitat, José Montilla, y el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, entre otras autoridades respaldan al Palau en la inauguración de la temporada.
14 de octubre
- El Ministerio de Cultura anuncia que se personará en el procedimiento judicial contra los imputados Millet y Montull.

El titular del juzgado de Instrucción número 30 de Barcelona ha acordado dejar en libertad con cargos al ex presidente del Palau de la Música y al ex director financiero Jordi Montull.
El juez también ha acordado prohibirles que salgan de España y les ha retirado sus pasaportes, después de que Millet y Montull hayan declarado por separado ante el juez Juli Solaz durante más de una hora.
Tras la declaración, se ha celebrado una "vistilla" en la que la Fiscalía ha pedido para ambos imputados prisión sin fianza por el desvío de, al menos, 10 millones de euros del Palau de la Música, aunque el juez, finalmente, ha decidido dejarles en libertad con cargos.