La Academia reconoce con el galardón al escritor sueco Tomas Tranströmer por dar "un acceso fresco a la realidad"
Tomas Tranströmer huye de las palabras. Huye del murmullo y del bullicio. Se recluye en su silencio, en su escritura y en su piano. Contra el barullo se refugia en Haydn. Después de "un día negro" sus manos se deslizan sobre las teclas, y le devuelven la calma. El nuevo Premio Nobel de Literatura, que suena con fuerza desde hace años, también escapa del ruido que hacen todos los que se le acercan con palabras y sin lenguaje. Sólo puede ser en el silencio y, sin embargo, ayer levantaba el mayor alboroto que se podría imaginar este psicólogo sueco de oficio. "Contento" y "emocionado", "no creía que podía llegar a vivir esto", reconoció su mujer, Monica, a medios digitales suecos desde su casa de Estocolmo.