sevilla- Para el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, la última crisis de gobierno fue sólo «una tormenta en un vaso de agua», pero la oposición detecta mar de fondo entre el PSOE e Izquierda Unida, insistiendo en que el desalojo de la banda de Las Cigarreras prueba que los socialistas son rehenes de Antonio Rodrigo Torrijos y su grupo, del apego al poder que evidencian ambas partes y de una necesidad mutua de «tapar los casos de corrupción». Los socios de gobierno convirtieron ayer esta presión en la excusa perfecta para retomar su pretendida unidad y hacer frente común ante el empuje del Partido Popular.
Arropado por sus concejales, el portavoz municipal del PP, Juan Ignacio Zoido, exigió «la ruptura del pacto de perdedores» para dar paso a la «honestidad y la eficacia en la gestión» a cargo de su formación, incluso de cara al año y medio que resta de legislatura.
Zoido lamentó que el alcalde «no es capaz de frenar en nada» al portavoz municipal de IU, que consumó actuaciones dudosas desde el gasto público en los viajes de los brigadistas y el concierto por la República, hasta el «enchufismo» del ex delegado de Juventud y Deportes, Francisco Manuel Silva, los «insultos al Rey en una sede municipal» o la prohibición del homenaje literario a Agustín de Foxá. En cambio, recordó que los grandes proyectos de la ciudad «están atascados», como la ampliación del metro y de Fibes, la recuperación del río o los nuevos aparcamientos.
El líder de la oposición lamentó que los desencuentros entre el PSOE e IU no se traduzcan en una quiebra real que «permita abrir paso a la honestidad en el Gobierno», de la mano de los 15 concejales del PP. Pero, según Zoido, los socios seguirán siéndolo «porque les une la corrupción, que puede estallar si su acuerdo se rompe». Con la investigación del «caso Mercasevilla» cada vez más cerca de Monteseirín y Torrijos, el portavoz popular advirtió de que la imputación de algún concejal puede «cambiar radicalmente» la gobernabilidad en el Ayuntamiento, aunque insistió en que ya hay argumentos suficientes para romper el pacto.
La portavoz del Gobierno local, Maribel Montaño, inició el contraataque criticando al PP por su «absoluto dramatismo», nacido en «su propia ansiedad por el poder». La concejal no electa aconsejó a los populares «paciencia democrática» hasta los comicios municipales de 2011.
Con optimismo
Además, Montaño garantizó que el pacto de progreso «funciona razonablemente bien, con lógicas divergencias» entre dos formaciones políticas diferentes.
Menos prudente fue el portavoz municipal socialista, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, al achacar a Zoido el «peor de los cinismos acusando a IU de radical, cuando después de las últimas elecciones corría detrás de ellos» para ofrecerles un pacto e, incluso, brindar a Torrijos la oportunidad «de ser alcalde».
El portavoz municipal de IU no confirmó este extremo, pero incidió en la «desesperación» de Zoido «para llegar a gobernar en Sevilla». Torrijos rechazó los «exabruptos» del PP y su esfuerzo por «dibujar una ciudad gris, desgobernada, sucia y fea». Le preguntó «qué se ha tomado» para considerar en crisis un pacto de progreso «fortalecido» gracias a los acuerdos entre el PSOE e IU «sobre la base del respeto». «Para cuando se le pase la borrachera de su absurda fogosidad», instó a Zoido a preocuparse por la corrupción en otros puntos de la geografía española.
