psíquico
Dolores Escalante decana del COPCE
COLEGIO DE PSICOLOGÍA

La indisoluble unión entre lo físico y lo psíquico

La psicología española, por acuerdo de los decanos de sus facultades de 1983, erigió a Juan Huarte de San Juan en su patrono y eligió para su festividad el 23 de febrero, día en que salió de la imprenta su revolucionario trabajo ‘Examen de ingenios para las ciencias. Huarte...

El dolor psíquico

La otra noche, en una tertulia entre amigos, salió el tema. La pregunta parecía absurda, ¿qué es peor, el dolor psíquico o el físico? Los dos, claro. Pero dio para una conversación interesante. Se dejó de contar, de narrar peripecias, y se pasó a reflexionar, a implicarse, a comunicarse desde uno mismo. Mi conclusión es que las personas más «equilibradas» tenían más temor al dolor físico. Los hombres, en general, también expresaban que el dolor físico es paralizante y peor. Evidentemente, hay un dolor físico extremo que es insoportable. Un dolor que o se alivia con algún calmante o te mata. Pero, si pensamos en los dolores cotidianos, yo me decanto porque es más canalla el dolor psíquico. La depresión, en particular, con su angustia honda, es absolutamente atroz. Sólo los que lo han vivido lo saben. Porque esta enfermedad, cada vez más extendida en la sociedad occidental, va minando el alma hasta arrebatar a la persona las ganas de vivir. La depresión acaba con el deseo. Nada importa. Nada es interesante. Nada se quiere hacer. Ni siquiera te permite amar. Los otros no pueden ayudarte porque no existen. Intentan animar al paciente sin comprender que su estado apenas tiene que ver con la voluntad. La angustia es tan poderosa que se mete en el inconsciente. Ni durmiendo puede una persona deprimida descansar del tormento psíquico. Hoy hay tratamientos muy eficaces para la depresión, incluso sin apenas efectos secundarios. Sin embargo, hay muchas, muchas personas que la soportan sin saber siquiera que la padecen. Del dolor físico se encuentra la causa, y en cualquier botiquín hay analgésicos. El desasosiego, el temor, la ansiedad, la necesidad de «desaparecer» sin motivo aparente, no tiene medicina. La mente es un misterio. Así que, aunque cualquier dolor es desesperante, creo que el dolor del alma supera a todos. Afortunados los que no saben lo que es.

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