Parece un Volvo C30 normal y ofrece la misma seguridad, confort y espacio que el modelo estándar. La diferencia es que funciona sólo con electricidad, por lo que no emite gases de escape, y tiene una autonomía de hasta 150 kilómetros, intervalo que supera y mejora la distancia que el 90 por ciento de todos los conductores europeos recorre al día. Es la moda, y la casa sueca, siempre en vanguardia tecnológica, no quiere perder esta gran batalla.
La estrategia de electrificación de Volvo comenzó con los experimentos de híbridos con baterías recargables mediante conexión a la red eléctrica, pero hoy está trabajando en evaluar la viabilidad de un coche alimentado enteramente por electricidad conocido como BEV (siglas inglesas de Vehículo Eléctrico alimentado por Baterías). A lo largo de este mismo año Volvo ha fabricado y probado internamente un número reducido de versiones de prototipo del C30 BEV. Se busca un coche utilizable en tráfico urbano y peso relativamente bajo. Un modelo apropiado para áreas urbanas o metropolitanas y para desplazamientos diarios de ida y vuelta al trabajo.
Para los ingenieros de la firma sueca, la electricidad es una fuente de energía muy apropiada para turismos. La mayor eficiencia energética del motor eléctrico frente al de combustión es lo que indica que los coches cero emisiones directas serán cada vez más comunes en el futuro, a medida que los precios de combustible suban y las exigencias de bajo nivel de emisiones de CO2 se vuelvan más estrictas.
El Volvo C30 BEV se alimenta con una batería de ión de litio que se carga a través de la toma de alimentación normal que hay en la mayoría de las casas. La recarga de una batería totalmente agotada a través del suministro eléctrico doméstico ordinario tarda unas ocho horas.
Su motor eléctrico está bajo el capó, igual que el motor de un coche convencional. Una de las prioridades del proyecto BEV es encontrar la ubicación óptima de la batería. Las mejores son probablemente el túnel del eje propulsor y el lugar donde suele alojarse el depósito de combustible. Estas ubicaciones están en el interior de la zona de deformación optimizada del coche en los escenarios más comunes de colisión. Al ser cien por cien eléctrico requiere una batería más grande –con una capacidad superior (24 kilovatios hora)– a la que llevan los híbridos con baterías conectables a la red eléctrica (12 kWh).
La velocidad máxima del C30 BEV es de unos 130 kilómetros por hora, lo que será más que suficiente para la mayoría de los usuarios de este tipo de coche. La aceleración de 0 a 100 kilómetros por hora se realizará en menos de 11 segundos.
UN MERCADO ABIERTO
La principal vía de electrificación de Volvo Cars en las próximas décadas son los híbridos con batería conectable a la red, y en particular en el segmento de los modelos de vehículos grandes de la empresa. La combinación del motor eléctrico y de combustión es la solución que probablemente tenga el mayor potencial tanto desde el punto de vista técnico como comercial. Los vehículos híbridos ofrecen una autonomía amplia y dependen poco de la costosa tecnología aplicada a las baterías.
Para los ingenieros nórdicos existen varios factores que determinan el éxito que tendrán en el futuro los coches eléctricos. En primer lugar, el consumidor debe sentir que este tipo de vehículo es atractivo tanto para conducirlo como para tenerlo en propiedad.
Para garantizarlo, los modelos eléctricos deberán ser tan cómodos y seguros, y ofrecer niveles similares de rendimiento, que los automóviles alimentados por otras fuentes de energía.