rejuvenece

Caetano y el rock que rejuvenece

No hacía falta pasar lista: estábamos todos. Los hermanos Almodóvar en primera fila, Elvira Lindo y Javier Cámara justo detrás, Marisa Paredes un poco más a la derecha. Hace tiempo que las visitas de Caetano Veloso a Madrid se cuentan por acontecimientos que trascienden lo musical para abrazar la dimensión sociológica. Y anoche, siete años después de su última comparecencia en los Veranos de la Villa, el público le tenía ganas al cantor y poeta de Santo Amaro da Purificaçao. Tantas como para reventar la taquilla (3.200 localidades vendidas) en contraste con tantas otras noches de aforos mínimos.

Esopo rejuvenece

Dirección y guión: Marc Recha. Intérpretes: Marc Soto, Eulalia Ramón, Sergi López y Pau Subirana. Fotografía: Helene Louvart. España/Francia, 09. Duración: 90 min. Comedia dramática.


Los créditos animados y la banda sonora de «Petit indi» nos hacen pensar que el cine de Marc Recha se ha escorado hacia la comedia después de haber coqueteado con el género en «Las manos vacías». Anuncian ligereza en el tono, no hacen prever la densidad en el retrato de un personaje, el joven Arnau, que deambulará por los «no-lugares» de un barrio periférico de la Barcelona de postal turística sin saber que su caminar trazará el mapa de su entrada en la edad adulta. El debutante Marc Soto soporta sobre sus hombros todo el peso de una acción que le coloca en un territorio fronterizo, el que separa la infancia de la madurez, la ficción del documental, la ciudad del campo. En esa frontera entre el gesto natural del principiante y el no-gesto estudiado del modelo bressoniano se mueve una interpretación más que notable. Recha dibuja una encrucijada con un trozo de tiza y obliga a que su joven héroe observe desde allí lo que deja atrás (la casa de su hermana) y lo que cree tener por delante (el dinero para pagar un abogado que saque a su madre de la cárcel). Quizá por eso Recha cuida tanto la composición de sus encuadres, para delatar el vacío con el que se enfrenta Arnau a un lado y a otro de su cuerpo, y la forma en que tiene de resolverlo, el movimiento. De ahí que esta fábula juvenil, que podría considerarse una modernización de las de Esopo, tenga una moraleja no por previsible menos rotunda: es en la adolescencia cuando corroboramos que el mundo no es como nos gustaría que fuera.

El Madrid rejuvenece al Milan

Una nueva evidencia de su poco tacto para dominar todas las teclas del juego condenó al Madrid ante un rival con poco oxígeno y numerosas cicatrices. Un equipo como el Milan, que se aprovechó en el último acto de la incapacidad de su contrario para haber bajado la persiana mucho antes. Pero este Madrid sólo se desliza en una dirección , tiene el eje partido y no siempre su animadversión para trenzar el fútbol de forma más armoniosa le resulta rentable. Ante un Milan comatoso durante muchos minutos, el grupo de Pellegrini no se tomó pausa alguna hasta que propició por su cuenta que el partido fuera un tiro al aire. Un bingo para el Milan, al que le falta vigor, pero le sobra sabiduría. Todo lo contrario que al Madrid, al que ser un torbellino ofensivo aún no le ofrece todas las garantías.

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