El River Plate dio otro paso hacia el cadalso, hacia el peor momento de su historia. Uno de los dos equipos más populares de Argentina, y el que más ligas ha ganado (33), perdió ayer 2-0 ante el Belgrano en Córdoba en el primer partido de la promoción para dirimir cuál jugará la próxima temporada en Primera División y cuál en el Nacional B (Segunda). El papelón del River se completó cuando tres miembros de su barra brava ingresaron al campo de juego para recriminar entre insultos y empujones a sus jugadores. El partido debió ser suspendido durante 20 minutos. Los hinchas del club de Buenos Aires comenzaron a arrojar objetos y a patear la alambrada rota que separaba las tribunas del campo. La Policía cordobesa sólo atinaba a pedir calma, mientras los rostros de los futbolistas del River, la mayoría jóvenes, evidenciaban el susto. Ya no era sólo el miedo a perder un partido sino a acabar golpeados. Se trató de otra de las escenas más desagradables del fútbol argentino, de ésas a las que esta liga está tristemente acostumbrada.