Dicen de usted que no le pesa el apellido, sino que partir de él ha tenido el talento de labrarse su propio camino. -Cuando hice el documental «Del olvido al no me acuerdo», en el que me fui al llano de Jalisco para escarbar en las raíces de mi padre, todo partía de las ganas de que quedara memoria de él. Amigos de la familia me dijeron: «¿Por qué no vas allá donde nació y buscas sus orígenes y preguntas por la gente que lo conoció?» Yo había estudiado cine, pero no tenía muy claro mi camino. Fue entonces cuando con ese trabajo descubrí que había cosas que la gente me decía que me emociona...