«No soy un empollón. Me lo podrá llamar quien no me conozca. Mis amigos saben que soy muy normal. Ahora bien, para sacar esa notas hay que estudiar. Entre estudiar y empollar hay matices». Álvaro Gabaldón Badiola se despertó ayer ajeno a la fama, merecida, que se le venía encima. A las siete de la mañana, vía sms, recibía su nota de Selectividad: 9,92. Era la segunda mejor calificación del distrito único universitario de Madrid. La primera, un 9,93, correspondía a otro estudiante que pidió a las autoridades académicas permanecer en el anonimato.
Álvaro ha estudiado Secundaria y Bachillerato ...