Los carteles de San Isidro suelen provocar controversia. Este año, además, escenas de vodevil.  Leer

Me voy a pronunciar. Lo he estado pensando y he decidido opinar a pesar de que me es indiferente lo que ocurra el sábado en el Hotel Tryp de Ceuta. Aunque hasta hace ocho meses Ceuta me era ajena, lo de esta semana inspira y deprime a cualquiera. Se refunda la federación socialista de Ceuta, lo hace con polémica porque sólo unos cuantos consideraron oportuno disolverla. La gestora ha obrado y ha decidido quien puede ser miembro del partido y quien no. Los motivos esgrimidos para rechazar una solicitud se han limitado a una carta con el veredicto final tomado de forma unilateral.

Los que caen, a los que se les deniega su militancia, son los llamados críticos. El objetivo parece claro: permitir que José Antonio Carracao sea el nuevo cabecilla socialista de Ceuta y que nadie pueda rechistar. Y esto lo digo, porque nadie de la gestora se ha dignado a dar la cara y responder a las críticas que algunos han planteado. Ni Carracao -que por mucho que diga sigue siendo portavoz de la gestora- ni el gurú de todo esto que es Salvador de la Encina, cogen el teléfono. En definitiva, no dan la cara y este proceso acabará haciendo pequeño aquello del congreso a la búlgara. No voy a opinar sobre si uno es mejor que otro. Pero lo que sí voy a hacer es afirmar, desde la neutralidad que me supone el ni ser socialista, ni ser ceutí, que esto huele mal. En Ceuta al menos, el PSOE no es democrático, porque mucho que De la Encina diga que su partido es el mejor de Europa. No lo es porque se expulsa gente sin dar motivos. Incluso se echa a Antonio Gil, líder del sindicato siempre vinculado al PSOE. Una UGT que, a partir de ahora, será enemigo del partido. Ver para creer.

La Asamblea del sábado tiene pinta de ser calentita. Eso si no prosigue la última ocurrencia de la gestora: llamar a quienes sí han admitido para decirles que no vayan, que ha sido un error. Sólo se puede decir una cosa. El PSOE de Ceuta es más propio de un sainete. O quizás de un entremés.

Por cierto, si alguien cree que de esta forma se puede formar una oposición digna al señor Vivas (quien por cierto se debe estar descojonando a pierna suelta), el espectáculo público y mediático, por el momento, no es la mejor opción. Ni de coña.