Olimpismo
Madrid salvó la primera votación, sobrevivió a la segunda y se plantó contra todo pronóstico en la final. Había recogido los votos de castigo de Chicago y el cielo se abrió para la delegación de la candidatura madrileña que en la capital danesa nunca se mostró euforica.
El COI dejó el anuncio público del resultado para las 18.30 para mantener la atención mundial. Sus 99 miembros votaron entre Madrid y Río y se embargó el resultado del veredicto. Durante casi una hora los 60 invitados y los representantes políticos de Madrid mantuvieron una nerviosa espera en un área acotada y aislada por voluntarios. Rodríguez Zapatero lideró la ansiosa espera en medio de un creciente optimismo y la moderación de otros. El Rey ya no se encontraba en Dinamarca.
Los deportistas, como Almudena Cid o Fermín Cancho, dieron rienda suelta a la alegría: "Esta final la vamos a ganar", se escuchaba gritar al otro lado, donde los medios de comunicación se aglomeraron en busca de las últimas impredsiones del momento.
En Madrid, la gente se había citado en la Plaza de Oriente y mantenían alta la moral. Los Juegos de Madrid nunca estuvieron tan cerca.
Mobilización en directo
Las televisiones españolas presentes con 'set' en el Bella Center de Copenhague (TVE, Telemadrid y Antena 3) se movilizaron para ofrecer las opiniones y emociones del momento. Los miembros de la delegación intentaron ponerse en contacto con el exterior a la espera de que se produjera alguna filtración, pero el COI se mantuvo hermético y nada traspasó loos muros de la sala donde se celebraba la votación.
Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español (COE), apareció unos instantes para recodar que había acertado en el pronóstico. El escrutinio de la primera y segunda votación no se había dado a conocer, por lo que los cálculos se perdieron entre la expectación.
A las 18.15 horas los funcionarios daneses llamarona la delegación española para que ocupara sus asientos en la sala de votaciones. Igual hicieron con la de Río, mucho más animada y expresiva. La emoción se mantuvo a base de vídeos publicitarios daneses y de las capitales finalistas, hasta que Jacques Rogge recibió el enorme sobre con la ciudad ganadora.
Salió Río. Final de trayecto. La delegación brasileña explotó de alegría. La española bajó la cabeza y sus componentes se abrazaron entre sí. Mejor resultado que hace cuatro años en Singapur, apuntó alguien. Pero eso no ya era consuelo, a pesar de que las dificultades en Copenhague vez eran mayores.
Tocaba reflexionar y mantener alta la cara. Se había hecho lo posible. La corazonada se la llevó Río de Janeiro