tesoros

Buscadores de tesoros en la calle de los Milagros

Al atardecer, cuando el sol afloja sus calores, cientos, quizá miles, de haitianos escarban en los escombros de las casas derruidas, martillean hierros retorcidos y hojalatas varias y se llevan puertas, contraventanas, cañerías, tubos y clavos. Todo lo que pueda ser vendible o aprovechable. Es el negocio de los desesperados. Algunos corren un riesgo enorme al deslizar su cuerpo en los agujeros que dejaron las columnas torcidas de una tienda de electricidad en Dessalines esquina con la calle de Los Milagros. Tal vez sea el nombre lo que les estimula porque el premio es bien pobre: un puñado de apliques nuevos para enchufes. "Puedo vender cada uno a 10 gurdas [dos dólares]", dice Sony, padre de tres hijos y vecino de Cité Soleil, el barrio más pobre de la ciudad más pobre de América Latina. "Sé que se puede caer todo encima pero necesito el dinero".

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