Pep Guardiola admitió tras la derrota de ayer ante el Rubin, la primera de la temporada, sentirse un poco "triste". "Hoy debíamos dar un paso importante para clasificarnos y no pudo ser", comentó. "Jugamos mejor que en los últimos días, pero nos encontramos con un golazo en contra nada más empezar y no se puede decir que no lucháramos", analizó el técnico. "Ahora toca levantarnos. El grupo se ha comprimido y hay que luchar hasta el final", insistió Guardiola, que no cree "ni en toques de atención ni en que las derrotas puedan ser positivas".

Asimismo, dejó claro que, pese a que en los dos últimos partidos el Barça sólo ha sumado un empate y una derrota, "no tengo la sensación de que los jugadores no tengan ganas de seguir", dijo en referencia a que el equipo pueda haber bajado la tensión tras el triplete de la temporada pasada. De hecho, Pep se remitió a la estadística (70% de posesión para el Barça y 13 disparos a puerta frente a los tres del Rubin), para razonar que "en cualquier otro deporte habríamos ganado el partido. Pero esto es lo bonito del fútbol", dijo.

La lesión de Alves

Guardiola no escondió su preocupación por las tres semanas de baja que estará Alves tras sufrir anoche una rotura fibrilar. "Es una muy mala noticia. Uno piensa que Dani puede con todo, pero también tiene un límite", dijo. Sobre si hubiera sido más prudente retirarlo antes para evitar que Alves se viera obligado a chutar el balón y así evitar una lesión más grave, Pep afirmó que "eso nunca se sabe". Por último, el técnico azulgrana explicó que "hay que aceptar la derrota y felicitar al Rubin", pero se mostró convencido de que a pesar del duro calendario (visitas a Kazan y Kiev e Inter en casa) "somos capaces de ganar fuera"