viñedo

Una bodega desarrolla sensores inalámbricos para controlar el viñedo en tiempo real

El mundo del vino tiene mucho apego a la tradición, en cierto modo es un arte que requiere confiar en los sentidos de unos hombres y recoger a mano el fruto de la vid para que el producto final sea un caldo que deleite al que lo bebe. Sin embargo, hace tiempo que la ciencia le gana terreno al azar a la hora de planificar las cosechas y su recolección o estudiando las características del terreo, la meteorología o las distintas variedades de uva. Incluso se puede ir más allá. ¿Es posible controlar a distancia y en tiempo diferentes parámetros de la planta, como la humedad, los nutrientes o la acidez?. Un proyecto desarrollado por las bodegas Terras Gauda, en las Rías Bajas gallegas, junto con la Universidad de Vigo intenta desarrollar unos sensores propios, diferentes de todo lo que hay en el mercado, para controlar todo lo que pueda afectar a la uva. "Intentamos conseguir unos sensores inalámbricos que nos informen sobre factores como la humedad, la temperatura, el PH del suelo o la radiación solar que recibe el viñedo. Esto ya lo hace una estación meteorológica cualquiera, pero se trata de ser más específicos y precisos, no de poner una de estas estaciones en algunos puntos, sino de que plagarlo todo de sensores, pues la variación entre una zona y otra muy próxima puede ser enorme. Pero además, queremos que nuestros dispositivos permitan conocer más parámetros como el estado nutricional de la planta y que se active, por ejemplo, si detecta una carencia de magnesio. Todos los datos se recopilan en un ordenador central y podemos poner en marcha medidas que permitan que nuestro vino se vea alterado por factores externos lo menos posible", explica Emilio Rodríguez, director técnico de Terras Gauda.


"Nos apoyamos también, como ya hacen otras bodegas, en sistema de imágenes por satélite GPS para planificar cada año y ver cómo está cada parcela", añade.
Por su parte, Enrique Costas, director de Terras Gauda, asegura que "buscamos el máximo control sobre nuestras variedades y que los factores capaces de alterar el vino afecten lo menos posible y aunque llueva más o menos podamos elaborar el vino con la mejor cepa".
La bodega dedica el 8 por ciento de su presupuesto a Investigación y desarrollo y ya han obtenido resultados alentadores. Un ejemplo es la recuperación de la variedad de Caiño Blanco, que estaba condenada a desaparecer. Terras Gauda procesa el 95 por ciento de toda esta Denominación de Origen y estudian todas sus características enológicas y vitícolas, ya que esta variedad es un elemento diferenciador del vino que lleva el nombre de la bodega, compuesto por la citada uva, junto con Albariño y Loureiro. "El Caiño Blanco es una uva menos productiva, pero aporta unas grandes cualidades aromáticas, pero perfectamente diferenciadas y llamativas, donde destacan los aromas balsámicos y a frutas tropicales", dice Emilio Rodríguez.


De la mano del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la bodega patentó en su día la levadura propia, aislada y seleccionada entre 5 tipos diferentes del propio viñedo después de varios años de investigación y de pruebas de fermentación en laboratorio y bodega, catas ciegas y análisis instrumental de aromas. Los estudios realizados demostraron que la levadura seleccionada refuerza extraordinariamente el carácter varietal y los aromas frutales de los vinos, ya que logra una fermentación regular y progresiva. Por primera vez, en esta vendimia fermentará toda la producción de Albariño con la levadura TG-CSIC.
Otro avance relacionado con la aplicación de la ciencia a la producción de vinos es el proyecto de I+D+i de selección clonal de uva Albariño, desarrollado también en colaboración con el CSIC. Este estudio dio como resultado la existencia de una combinación de entre 4 y 6 clones que, por su resistencia a enfermedades, características agronómicas y organolépticas, son los que mejor se adaptan a los vinos de Terras Gauda. La bodega selecciona estos clones para injertos valorando la situación, el tipo de suelo, la orientación de los viñedos y  el clima de las zonas en las que se plantan.

 

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