"Al final todo el mundo quiere estar al lado del Zara"

"Al final todo el mundo quiere estar al lado del Zara"
Aróstegui, durante una comparecencia.

- Gobierno, oposición, patronal y sindicatos trabajan para cambiar el modelo comercial de Ceuta y utilizar marcas reclamo para atraer a los clientes del otro lado de la frontera, ampliando los horizontes del mercado local

- El comercio tradicional ya ha expresado su malestar por lo que entiende como una posible competencia desleal al dar más facilidades a las grandes marcas para instalarse

- La licitación, vía subasta restringida, de las dos parcelas en Loma Colmenar y el Brull se prevé pueda producirse en primavera. El cambio es inminente

- La transformación puede modificar hasta la percepción sobre los marroquíes

- La experiencia de Leroy Merlín deja dudas

- Decathlon quiere el doble de metros de los previstos tras una prospección de mercado


"Ceuta, ciudad de compras", reza el lema en el que desde hace varios años insiste la Asociación del Centro Comercial Abierto. La Asociación es una de las pocas iniciativas surgidas en el último lustro para tratar de revitalizar el tejido productivo ceutí, basado desde hace décadas en el comercio al por menor. Pero mientras se insiste en el lema, un goteo constante de informes, opiniones y datos estadísticos señalan la agónica muerte por asfixia de la otrora locomotora económica de un mercado, que aún hoy y a pesar de la crisis, sigue siendo misteriosamente potente. Desde sucursales de banco en cabeza del ranking de rentabilidad de sus siglas, o tiendas de grandes marcas que son las que mayor facturación por metro cuadrado presentan de toda Europa. Y aún así, el pequeño comercio local agoniza en muchos de los aspectos. El precio del barco sigue siendo un muro insalvable que impide competir mejor. Cerrada la puerta al mercado de enfrente (la península), queda abrir de par en par la del pujante mercado de al lado (Marruecos).

Uno de aquellos informes, señaló un modelo comercial que perdía compradores a chorros, en favor de las grandes superficies de la península, y de Marruecos. Llegó a tasar en millones de euros las compras que salían de la ciudad. Ahora se trata de darle la vuelta al calcetín, o al mercado, que sea Ceuta la que capte compras, al menos del mercado marroquí.

Son muchos los pequeños comercios que han venido resistiendo, viviendo y beneficiándose de esos compradores marroquíes que se plantan un día de fiesta en el reino vecino y gastan en una mañana lo que la mayoría de los locales ni sueñan para un trimestre. Pero junto a esa clase alta de gran poder adquisitivo que visita sus residencias de ocio en las urbanizaciones que se extienden desde Al-Amin hasta Cabo Negro, está creciendo poco a poco y de forma irreversible una consumista clase media marroquí que ya se deja ver por la ciudad.

Captar ese mercado parece ser el objetivo. ¿Cómo? La Mesa por la Economía tiene unas cuantas ideas, plasmadas en su hoja de ruta para revitalizar el tejido productivo local, basado tradicionalmente en el comercio y con pocas posibilidades de encontrar una piedra angular sobre la que diversificar la generación de negocios, beneficios y empleos. Y el Gobierno parece aplicarse con fuerza en una de ellas: lograr la implantación en la ciudad de "marcas locomotoras" como Leroy Merlín, ya instalada, aunque con un modelo de negocio experimental que poco tiene que ver con el concepto tradicional de negocio de la ferretería verde. Sobre la mesa está el interés de Decathlon y Mercadona por hacerse con una gran superficie en la que operar en la ciudad con los ojos puestos, también en el cliente del otro lado de la frontera. Aunque hay más marcas interesadas y otras, como El Corte Inglés, que han declinado el ofrecimiento de la Ciudad Autónoma.

La idea no es nueva. Se trata de dar facilidades, aunque no en exceso, a estas marcas, ofreciéndoles suelo "lo más barato posible", tal y como refirió, la consejera de Fomento, Susana Román, en el último Pleno de la Asamblea, para que a su alrededor se beneficien el resto de tiendas.

En concreto se plantean dos centros comerciales nuevos. Uno en Loma Colmenar sobre una parcela de 14.000 metros cuadrados, lugar en el que está interesado en desembarcar Decathlon, y otro sobre una parcela de 5.000 metros cuadrados, integrada en el centro de la ciudad, en la zona de Maestranza, lugar en el que piensa Mercadona y para el que se piensa en Mercadona. Junto a estas dos superficies irían tiendas comerciales, franquicias o no, tradicionales, con grandes oportunidades para el comerciante de Ceuta, que podría beneficiarse del efecto imán para nuevos clientes de estas dos marcas locomotoras, tal y como sucede en Parque Ceuta con Eroski.

En primavera se prevé que haya subasta

Hay prisa y se pretende acortar los plazos todo lo posible. De momento tal y como explica Román, lo que hay es una aprobación inicial de una modificación urbanística que haría posible convertir esas dos zonas, destinadas a otros usos en un principio, en polos comerciales de Ceuta y el pujante norte marroquí. A la aprobación inicial le seguirá un periodo de exposición pública en el que caben alegaciones, recursos y modificaciones sugeridas por interesados y ciudadanía en general. Después de ese periodo el asunto volverá al Pleno para su aprobación provisional, tras eso se necesita el visto bueno del Ministerio en Madrid y por fin la aprobación definitiva, de nuevo en el Pleno. Una vez se logre finalizar ese trámite -Román espera que puedan acortar los plazos al máximo y que pueda estar todo listo durante la primavera, ya sea en abril o junio- se procederá a la licitación pública de la parcela.

Para correr con esos trámites el Gobierno ya ha mantenido varias reuniones en Madrid, su visto bueno se entiende como el trámite que más pudiera retrasarse y se presiona al Gobierno central para que agilice en la medida de lo posible la luz verde.

¿Quién puede pujar en la subasta restringida?

La licitación pública de las dos parcelas se prevé, por el momento hacerla mediante una "subasta restringida".

¿Qué significa eso? Podrá presentarse cualquiera, pero deberá cumplir los requisitos exigidos. ¿En qué piensa el Gobierno? Tal y como explica Román, la idea es teledirigir la licitación a través de los requisitos para lograr el objetivo pretendido: la instalación de marcas locomotoras, sin importar el nombre de la misma. Al concurso podrá concurrir Decathlon, Mercadona, Media Mark, Carrefour, Ikea, o empresas especializadas en la gestión de centros comerciales, así como locales. "Cualquiera que cumpla con los requisitos tendrá opciones", resume Román.

Pero los requisitos serán exigentes. Habrá que cumplir con un mínimo de inversión, un mínimo en generación de empleos, un mínimo en el tiempo garantizado de la apuesta en el tiempo y se requerirá también que se cuente con la presencia de pequeños comercios, preferentemente locales, que complementen la presencia de esas locomotoras. Y esos mínimos son elevados. La expectativa la fijo Román, también en el último Pleno, el Gobierno espera la generación de al menos 300 empleos entre los dos nuevos polos comerciales.

A favor y en contra

Sobre la mesa, el secretario general de Comisiones Obreras y diputado de Caballas, Juan Luis Aróstegui, uno de los más activos en la Mesa por la Economía, ha trazado alguna línea roja y sugerido algunas ideas para evitar que la iniciativa termine por estrangular al comercio minorista tradicional de la ciudad, algo molesto en sus círculos por cómo se están planteando las cosas, más que con el fondo.

La línea roja, ya parece asumida por el Gobierno. No habrá suelo gratis. La mera posibilidad de que monstruos como Mercadona o Decathlon pudieran encontrarse con suelo gratis para instalarse en Ceuta ha generado cierta alarma en el empresariado local.

El presidente de la Confederación de Empresarios, Rafael Montero, ferviente defensor de la apuesta, tiene claro a su vez que han de venir, "pero con las mismas condiciones. Que nadie piense que porque venga Decathlon se le va a regalar el suelo. Tienen que ser las mismas condiciones para todos y quien quiera que puje. Saldrá a concurso público y los de Ceuta podrán concursar igual que los de afuera", deja claro.

Del mismo modo lo han dejado sentir en sus círculos dos de las empresas de larga tradición en Ceuta y que se muestran inquietas por el desembarco de un duro competidor como Decathlon. Desde Intersport y Supersport se ha hecho llegar al Gobierno su punto de vista sobre el asunto.

Estas dos medianas empresas locales tienen claro que "De ningún modo el suelo puede ser gratis. Que lo pongan en subasta". Dado que además, entienden que el suelo, su urbanización y su gestión se está financiando con impuestos, que por ejemplo pagan empresas locales como estas dos.

"Una cuenta de resultados es mucho más bonita cuando no pagas suelo que si lo tienes que pagar", lanzan desde el entorno, molesto de estas dos empresas.

Además, en el sector del comercio deportivo se ha lanzado una alarma, la llegada de Decathlon amenazará el cien por cien de las plantillas del comercio minorista dedicado a este sector.

Y por último defienden un concepto de reinversión de sus beneficios en la propia ciudad, en otros negocios o en los mismos, algo que no pasa con estas locomotoras, gigantes globales que cogerán lo que han ganado y lo reinvertirán en otra tienda, "¿quién sabe si en Tánger?", apunta un empresario de otro sector, que teme verse afectado por esa política y que como la mayoría prefiere guardar su identidad al opinar del asunto.

Ese último argumento, es duramente cuestionado por el presidente de la patronal. "ES una verdad a medias. Yo soy empresario de Ceuta y lo que me gasto en la costa se puede entender como que me llevo los beneficios. Ellos también pagan IPSI aquí y eso se queda. Es muy relativo. ¿Cuántos empresarios tiene casa fuera? Esos pagos y el IVA de lo que compran lo pagan allí. No podemos ser ni más papistas que el Papa ni más radicales que nadie. Nos quejamos del aislamiento que sufrimos, pero a la hora de la verdad no queremos abrir la ciudad realmente. A lo mejor lo que pretendemos es que lo monten en Castillejos o Rincón y ser nosotros los que vamos a comprar allí y no ellos los que vengan. Y estas marcas no acaparan el total de las compras. El que viene acaba comprando más cosas y entrando en los bares y en los restaurantes", zanja Montero.

En ese último apunte coincide la patronal con el líder sindical. Para Aróstegui, el problema es de tiempo. "O nosotros conseguimos que se implanten aquí, ahora, o en 10 años están instalados en Marruecos directamente. Se trata, ahora que estamos a tiempo, de crear un flujo y una dinámica para que la inercia dure y la gente venga a comprar a Ceuta. Se trata de sacar un pequeño rédito del pequeño mercado que tenemos ahora o de crear un mercado mayor en el que los grandes se beneficien y los pequeños también", insiste Aróstegui.

Para Román si se logra el objetivo el foco comercial de Loma Colmenar beneficiará por inercia al comercio de la zona de Hadú, potenciándolo e incluso al del propio centro, que tendría además como espoleta el polo comercial de Maestranza con Mercadona o cualquier otra marca reclamo.

Pero, incluso los convencidos de que la iniciativa es buena, no esconden cierta preocupación en que las cosas no acaben por repercutir de forma positiva en el empleo local y se puedan destruir más puestos de trabajo de los que se generen. Ninguno lo cree, pero por si acaso, Montero pide ayudas extras para reconvertir el comercio minorista, modernizarlo y adaptarlo al nuevo tablero de juego.

"Estoy totalmente de acuerdo en que competir con esos gigantes es complicado, difícil o casi imposible, pero no hay porqué vender lo mismo que el Zara ni lo mismo que el Eroski. Puede ser algo traumático e implicar algún sacrificio y esfuerzo para el comercio tradicional, pero al final todo el mundo quiere estar al lado del Zara", sentencia Montero

¿Qué vender para sortear la competencia y alcanzar la complementariedad y aprovechar el tirón? Esa parece ser la clave, pero si hay que hacer un plan de reconversión del pequeño comercio, de momento no lo hay.

¿Varias subastas por parcela o una sola?

Lo más parecido a un plan de reconversión o de ayudas al pequeño comercio, aún con mucha distancia, lo ha propuesto Caballas. Aróstegui quiere que se garantice de algún modo la presencia de comercio local y pequeño en estos proyectos para que se puedan beneficiar también. Para ello sugiere dos subastas para cada parcela que serían opuestas en requisitos entre sí. Por un lado se licitaría, según su idea, una parcela grande, destinada a esas marcas locomotoras, por ejemplo en Loma Colmenar, 10.000 de los 14.000 metros cuadrados, exigiendo una fuerte inversión, mucha generación de empleo y garantías de continuidad. Por otro se subastarían los otros 4.000 metros cuadrados, reduciendo el precio del suelo al mínimo legal, 10 euros por metro cuadrado y año para la concesión administrativa. Un precio regalado que se complementaría en los requisitos con premiar con más puntos al comercio pequeño y local.

Román no "descarta" ninguna posibilidad, pero por el momento la idea del Gobierno y en la que trabajan los técnicos de la administración es otra. "Haríamos una sola subasta de todo el suelo comercial. Tal y como vienen funcionando estas cosas es que hay una persona que es la que promueve y se encarga de hablar con los diferentes empresarios para presentar un proyecto unitario. Haríamos una subasta para Loma Colmenar y otra para el Brull", explica Román.

Si bien no hay ninguna puerta cerrada, tal y como reconoce la consejera de Fomento. "Los técnicos trabajan para abrir el abanico de posibilidades legales al máximo y después será la Mesa por la Economía la que decidida cómo se hace", aclara. Y más aún, en la cabeza de Román está, sea como sea, una subasta por parcela o varias, alcanzar el objetivo de que la iniciativa beneficie de una vez por todas al tejido comercial local. "Para nosotros son tan importantes los pequeños comerciantes que vamos a poner sí o sí como requisito en el concurso que tiene que haber empresas locales", aclara.

Esto tiene encaje de varias formas. Se pueden presentar proyectos integrales que contemplen bajo acuerdo a modo centro comercial o UTE la puja por la superficie íntegra con un proyecto definido respaldado tanto por esa marca locomotora como por otros pequeños comerciantes locales, o pueden al ser mediante subasta presentarse ofertas por un lado de esas locomotoras por una gran parte de la parcela y otras ofertas de pequeños comercios para quedarse con menos superficie que podrían ser complementarias entre sí, según ha explicado Román.

Lo que también deja claro es que el Gobierno no quiere hablar de ninguna marca hasta el momento y lanza una idea: "puede un empresario local contactar con una de estas grandes marcas y presentar un proyecto conjunto", manifiesta Román, en su interés por no hablar de ninguna marca en concreto y sí de abrir al máximo las posibilidades.Según cuenta Aróstegui, ya hay empresas expertas en la gestión y montaje de centros comerciales interesándose por el futuro de estas dos parcelas.

El cambio también transformará actitudes

El inminente cambio que se va a producir y que, en cierto modo, ya se está produciendo en el mercado local, tiene otra arista que no es comercial. Lo apunta el politólogo, Carlos Rontomé, que ha dedicado ocho años a su tesis en la que ha estudiado como funcionan las relaciones de convivencia en una ciudad multicultural como Ceuta. Rontomé presenta un resumen de su tesis en forma de libro el próximo martes, 11 de noviembre, a las 20 horas en el salón de Plenos antiguo del Palacio Autonómico. Con el bagaje que le ha dejado 'Ceuta convivencia y conflicto en una sociedad multiétnica" vaticina que la atracción de más clientes marroquíes al comercio local no cambiará la convivencia, pero sí la fachada de muchas personas.

"Obligará a adaptarse y a pasar del rechazo frontal a todo lo que viene de Marruecos a acomodar un poco y si no cambiar esa percepción al menos sí aceptar eso como un hecho no del todo negativo. Pero no se interiorizará. Por un interés económico y comercial, la actitud y la percepción hacia los marroquíes cambiará de forma externa porque vienen a gastar dinero, pero no va a terminar con los prejuicios ni va a interiorizar al marroquí como algo bueno o beneficioso", opina Rontomé. Al menos en un plazo medio y corto.

Básicamente quien tuviera prejuicios aceptará el mal menor de vender a los marroquíes y se verá obligado a ser amable con ellos, pero seguirá rechazándoles en su fuero interno. Al modelo de convivencia el cambio comercial le va a dejar poco poso. "Son turistas", recuerda Rontomé, y no vecinos.

Es necesario cuidar ese cliente, adiverte Rontomé, pero a su vez pone un ejemplo para defender que en su opinión no habrá un cambio en la percepción de los marroquíes. "Que me pueda resultar muy sabroso un cuscús no me lleva a aceptar el modo de vida de los marroquíes", defiende Rontomé.

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