FERIA DEL LIBRO

La carta de amor a la Naturaleza de Pérez Rivera 

José Manuel Pérez Rivera

La Feria del Libro sigue adelante en esta atípica edición online con uno de los más asiduos autores locales a los eventos de la Biblioteca y uno de los que más público atrae en sus presentaciones, José Manuel Pérez Rivera.

Pérez Rivera, arqueólogo, historiador, ecologista y activista en defensa del patrimonio tangible e intangible de Ceuta, es, además de miembro de Septem Nostra, director de los Planes de Empleo de la ciudad y una de las voces más interesantes y sensatas de Ceuta. Un arqueólogo singular que ha querido ir más allá y excavar en los orígenes, en los mitos, en la esencia de Ceuta, en lo que ha llamado “Arqueología del alma”, el reverso íntimo y personal de “El espíritu de Ceuta” que presentara en la Biblioteca en octubre de 2019. 

Arqueología del alma es un título tan bello y evocador que cuesta buscar otro para el titular de esta crónica sobre un libro íntimo y diferente, un diario personal “que recoge las notas tomadas durante mis experiencias sensitivas y emotivas en pleno contacto con la naturaleza”, explica el autor, y cuesta no imaginar a Pérez Rivera sentado en el Hacho con su cuaderno de naturalista, cual moderno Thoreau. Para Pérez Rivera, el entorno, la naturaleza, es una cuestión personal, sensitiva y emocional y no rehuye su lado mágico.  “José Manuel es pionero en abrir fuego de una manera singular en ese sentido, está lleno de ciencia y pasión y emotividad, José Manuel se eleva como los grandes del pensamiento”, reivindica su amigo, “alma gemela” y autor del prólogo, Óscar Ocaña, que destaca un dato que explica muy bien la relación de Pérez Rivera con la Naturaleza: José Manuel “no necesita subir 2.000 metros o bucear en un acantilado, le basta con subir el Hacho o sentarse en el Sarchal para captar la magia de la naturaleza.

“Yo que desde pequeño soñé con que algún día me convertiría en arqueólogo y haría grandes descubrimientos no llegué a imaginar que mis principales hallazgos no los encontraría en el subsuelo, sino en los estratos más profundos de mi alma. Gracias a mi temprana vocación por la arqueología se despertó en mí, a una edad desacostumbrada, el interés y la curiosidad por el pasado de Ceuta. Me aficioné al olor y al tacto de la tierra, al color verde brillante de las monedas antiguas, a las formas de los objetos de cerámica y al recomponerlos, como si fueran un puzle, en los laboratorios del museo. (…) Mi existencia es una gran aventura en la que los hallazgos arqueológicos y mis descubrimientos espirituales e intelectuales han venido siempre de la mano”, resume Pérez Rivera.