Estaba llamado a ser "un acto diferente", rompedor, uno alejado de casi cualquier cosa vista hasta la fecha. Tras él, moviendo los hilos, está La Caixa, que decidió hacer de Ceuta -por mediación del llamado 'Instituto Mediterráneo de Culturas'- escenario de un ciclo de música mediterránea cuyo cabeza de cartel era (es) un dúo que combina instrumental y voz de una forma algo peculiar. Tan "diferente" ha sido el evento que, al final, la dupla ha quedado coja. "Temas de transporte", decían desde la organización.

La ausencia la ha puesto Ester Acevedo, una enamorada de Juan Ramón Jiménez que, además de espacio de trabajo, comparte pasión con Silvia Nogales, una virtuosa de la guitarra que se encarga de aportar ritmo a las actuaciones que ambas rubrican allá donde van. Hoy, 6 de mayo, la pareja estaba llamada a acercar a la chavalada del IES Abyla la vida (y la obra) del 'andaluz universal' a través de "una biografía musical" enclavada dentro de un proyecto que lleva por nombre Las seis doncellas.

La iniciativa en cuestión "fusiona -en palabras de sus creadoras- la música y lo audiovisual". Su ejecución consiste, grosso modo, en representar Platero y yo a modo de función teatral musicalizada. El pretexto: el 110º aniversario de la publicación de la novela. A pesar de ser uno de los libros que más 'odio' despierta entre la ciudadanía española (por aquello de que su lectura es obligada en muchos colegios e institutos), Ester y Silvia concluyeron -tras releerlo motu proprio- que sería "buena idea" contar su historia "desde otra visión".

En síntesis, ambas artistas buscan con su empresa acabar con el estigma que la obra se ha granjeado con el pasar de los años. A este respecto, Silvia cree que, "vinculando la música y las animaciones con el texto, el espectador se lleva otra sensación", una radicalmente distanciada de ese aura que existe en torno a la figura de Jiménez. No solo eso: la dupla tiene claro que su performance "ayuda a transmitir el mensaje [de la publicación]". Al cambio, la representación de Nogales y Acevedo sería equiparable a la experiencia de "escuchar un audiolibro".

Existen muchas semejanzas y una única diferencia entre lo visto hoy en el Abyla y ponerse unos auriculares para oír la voz de un narrador. Lo reseñable es que esa "única diferencia" resulta, en efecto, en la plena inmersión del espectador: en vez de leer, Ester interpreta sobre las tablas los versos del Nobel de Literatura. De fondo, unas ilustraciones que se suceden en carrusel brindan a la función un necesario apoyo visual que confiere a esta última mayor consistencia y, sobre todo, poder de atención.

Dada la coyuntura, dados esos "temas de transporte", a los amigos de La Caixa no les ha quedado otra que hacer del show "un coloquio". Durante algo menos de una hora de reloj, los vídeos promocionales han ocupado el rol que, inicialmente, correspondía a Acevedo, quien, para mayor gloria de nuestra tercera edad, sí hará acto de presencia en el Centro del Mayor en el marco de una segunda actuación.