Los IES Almina, Abyla, Siete Colinas, Clara Campoamor y Luis de Camoens han recibido este miércoles a las 16.00 horas a unos 140 niños con entre 12 y 16 años migrantes marroquíes solos ya reseñados de los que permanecen en Ceuta acogidos por la Ciudad desde la avalancha de mayo. Su llegada a los centros en los que van a recibir atención socioeducativa en horario vespertino ha sido lo más parecido al primer día de clase de cualquier otro pequeño.

"Ahora, a portarse bien", han advertido las monitoras de SAMU que han acompañado a una treintena de chavales hasta el instituto del Polígono Virgen de África, donde la coordinadora del programa y las dos maestras asignadas a los dos grupos han entablado el primer contacto con su nuevo alumnado a pie de calle.

Frente a las hordas que prefieren negar la realidad y la ley y no quieren verlos en ningún lado, ni en la calle ni en las aulas, el Ministerio de Educación ha dado esta vez sí con su directora provincial, Yolanda Rodríguez, a la cabeza (y a pesar de las reticencias de otros elementos de la administración) un ejemplo de diligencia en el cumplimiento de la normativa y ha articulado un proyecto de escolarización, aunque sea con horarios diferenciados del resto del alumnado, que se extenderá lo que dure la permanencia de los chicos en la ciudad.

Los chicos han llegado a las aulas en las que fundamentalmente recibirán clases de castellano con pantalones largos (el 'uniforme' en los centros de acogida consiste, en verano, en pantalones cortos y camiseta) y equipados con mochilas con dos cuadernos grandes por estrenar, bolígrafos en estuches todavía con etiqueta y la merienda.

Según el centro de destino y el equipamiento de acogida de origen, se han desplazado en los autobuses concertados por la Ciudad o andando. Las faltas que se han producido se han debido a motivos médicos u otras razones excepcionales

"Vienen muy ilusionados y los que se han quedado en los centros lo han hecho 'enfadados' por no poder acompañarles", ha explicado a Ceutaldia.com el personal que les ha acompañado, que ante las puertas de distintos institutos ha dejado claro a los estudiantes su principal obligación: "Ahora, a portarse bien", se ha escuchado como ante cualquier centro en cualquier lugar con cualquier niño en boca de cualquier progenitor en cualquier septiembre.

La idea de los maestros de la especialidad de Primaria asignados a uno por grupo es utiliizar los primeros días de 'escolarización' de estos jóvenes para profundizar en el análisis de su nivel de competencias en castellano y otras destrezas. Las clases propiamente dichas se compaginarán con actividades deportivas.

Al margen de los maestros, cada instituto contará con medio cupo de Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje o de Servicios a la Comunidad; uno de orientación y medio de profesor de Secundaria para la coordinación (preferentemente, un jefe de Estudios del centro).

Aquellos que "por su conocimiento de la lengua castellana, sus circunstancias, historia escolar y nivel de competencia curricular" estén en condiciones de integrarse en un grupo ordinario, lo harán "de forma inmediata".

Cada niño contará con un plan específico individualizado "que recogerá las medidas previstas para su progreso". En la atención educativa a este alumnado se deberán tener en cuenta "las causas que han dado origen a su incorporación tardía, las dificultades y los desajustes que conlleva la incorporación al contexto social, cultural y escolar, y la repercusión de todo ello en su desarrollo personal y en su aprendizaje".