"Un acto emotivo": así se ha referido Mohamed Alí a la gala que le ha valido a la FAMPA su estreno en la sana dinámica de conceder premios. La entidad que agrupa a las madres y los padres de los alumnos ceutíes ha puesto el broche a su programa de actividades dispuesto con motivo del Día Internacional de la Educación con una vistosa ceremonia que ha servido para poner en valor el coraje de quienes, históricamente, han dado la cara por la educación pública caballa.

El evento ha transcurrido al completo -a resguardo del frío- en el salón de actos del Siete Colinas. Poco antes de producirse el pistoletazo de salida, el recinto presentaba un lleno medio; nadie quería perderse lo que estaba por venir. En un principio, había previsión de entregar un total de seis galardones (uno de ellos, a título póstumo). Al final, se han acabado repartiendo dos más.

El primer reconocimiento 'extraoficial' ha sido para el afamado Carlos Coronado. El presentador auxiliar del magacín matinal de la radiotelevisión pública ha sido el encargado de conducir el acto y de llamar al escenario a cada uno de los hoy homenajeados, una labor que, a la postre, le ha supuesto "un pequeño detalle" de parte de la propia FAMPA.

El segundo reconocimiento agregado se lo ha llevado Ozone, una joven agrupación musical autóctona que lleva -en palabras propias- "dos actuaciones contadas". Pese a su inexperiencia en eso de performar en público, la banda ha asumido el dificultoso rol de amenizar la gala a golpe de arpegio.

Totalmente ajenos a la vergüenza, los componentes de Ozone han abierto la ceremonia interpretando dos conocidos temas: Clocks, de Coldplay, y La flaca, de Jarabe de palo. Para el cierre, el grupo se ha decantado por otro clasicazo: Another Brick In The Wall. Si te suena, no es de extrañar: es Pink Floyd. "Todavía queda esperanza en la juventud", bromeaba Alí.

El aperitivo melódico daba paso de manera obligada a la razón de ser del evento: los premios. La Policía Nacional se ha embolsado el primero. No, no ha sido por el bicentenario de su episodio fundacional; ha sido por su denominado 'Plan Director', ese mismo que permite al Cuerpo adentrarse de tanto en tanto en el corazón de los centros escolares para "conocer a los jóvenes y saber de sus problemas". 

La estatuilla la han recogido Francisco López Gordo, Alejandro Galindo y Roberto Rodríguez. Destacaba este que el reconocimiento constituye "el último destino del trabajo duro", a lo que aportaba que su pretensión -la de la institución- es "intentar llegar cada vez a más niños".

"Lleva cuarenta años ejerciendo como profesor; presidió la Junta de Personal Docente no Universitario durante otros veintitrés": con estas palabras introducía Coronado a Juan Luis Aróstegui, cuya primera frase ante micrófono ha sido un tajante "qué hace un chico como yo en un sitio cómo este". "Nunca he sido muy amigo de los premios", revelaba, contundente, a su masa de espectadores.

Durante su dilatada intervención, Aróstegui ha optado por recalcar "el talante combativo y reivindicativo de la FAMPA", arguyendo que esta "siempre" se ha caracterizado por tener "un entusiasmo encomiable e infatigable". Pleno conocedor de lo que se cuece a diario en el gremio de la docencia, el ex de Caballas cree que "la escuela no es solo un lugar de instrucción, sino uno donde nos hacemos personas y ciudadanos".

Aróstegui tiene claro que "Ceuta se ha convertido en una vela que se está apagando poquito a poco". La culpa -a su juicio- la tiene el Gobierno central, que lleva largo tiempo "hundiéndonos y masacrándonos sin piedad con sus políticas destructoras". "Les están dando auténticas palizas a nuestros niños y niñas", lamentaba. En esta línea, el expolítico considera que los ceutíes "hemos interiorizado que hay paro, pobreza y fracaso escolar y que no se puede hacer nada frente a eso". "Tenemos que recuperar el espíritu colectivo; solo somos algo cuando nos unimos, cuando empezamos a tener proyectos compartidos", arengaba.

El tercer galardón entregado por Mohamed Alí y los suyos ha servido para destacar "la labor de una mujer que debería ser ejemplo para todos". Se llama Hadduch Marzok Mohamed. Y lleva años, muchos años dando la batalla en las AMPAs de numerosos colegios e institutos. Invadida por los nervios, Hadduch solo ha querido lanzar "un pequeño mensaje": "Debemos defender a ultranza la educación pública, universal y gratuita; hacerlo es defender el futuro de todos nuestros hijos".

El Grupo Doncel se ha agenciado la cuarta estatuilla; Save the Children, la quinta. Empresa y ONG han sido, así, condecoradas por su decidida implicación en la mejora de nuestro denostado sistema educativo: la una, por haber ofrecido "apoyo económico y personal en varias ocasiones"; la otra, por "velar por los derechos de los menores".

El momento cumbre -el que, en buena medida, ha propiciado la celebración de la gala- llegaba con la concesión del último reconocimiento: el que correspondía a Sebastián Gutiérrez. El que fuera el principal precursor del asociacionismo educativo en suelo ceutí ha recibido a título póstumo una más que merecida muestra de gratitud de parte de la heredera espiritual de esa 'FAPA' que él mismo creó hace ahora cuarenta años. Sí, has leído bien: 'FAPA', sin la 'M'. "En aquella época, aún no se ponía en valor explícitamente la labor de las madres", apuntaba Coronado.

Gutiérrez empezó en el AMPA de Villajovita. Tuvo tres hijos de cuya educación "siempre se preocupó mucho". Hoy, dos de estos y su viuda han hecho las veces de depositarios del premio que él mismo habría de haber recogido en honor a "su empeño a la hora de luchar por los derechos de los escolares". "Estaría muy orgulloso y feliz si estuviera aquí", decía Elisa, una de sus hijas, quien confesaba que la designación pilló "por sorpresa" a ella misma y a sus hermanos.

Contaba Elisa que su difunto padre creía que "la educación era una herramienta fundamental para crear una sociedad libre, justa e igualitaria". "Nos inculcó que es posible convivir, que es posible respetar nuestras diferencias y unirnos por nuestros objetivos", exponía, al borde la aflicción.

El broche al evento lo ponía Alí. Tras un año como máximo responsable de la FAMPA, el exdiputado ha llegado a la sabia conclusión que "las madres y los padres tienen mucho que aportar dentro de la comunidad educativa". Nuestro objetivo prioritario va a seguir siendo abrir un canal de comunicación para combatir los males endémicos a los que se enfrenta nuestra educación", adelantaba.