Algoritmo ABN

Aprender Matemáticas viviéndolas

Palmero es una de las expertas que se dedican a dar a conocer la metodología ABN.

Hay otra forma de enseñar y aprender Matemáticas, tiene éxito, se 'inventó' hace diez años en Cádiz y hay docentes que desde hace años dedican fines de semana como este a profundizar en esa metodología denominada Algortimo ABN que Jaime Martínez, su creador, describe como una vía "más motivadora, más fácil, más conectada con el pensamiento de los niños, más adaptada a sus futuras necesidades, más eficaz para que los alumnos alcancen competencia matemática".

Lola Palmero, que trabaja como maestra en Cádiz, concretamente en Chiclana, es una de sus 'discípulas' expertas acreditadas y desde hace tres años, con este, acude cada curso a Ceuta en el marco del Plan de Formación del Ministerio. Este fin de semana ha trabajado en el CEIP Ortega y Gasset con docentes locales que antes ya habían recibido cursos para el primer y segundo ciclo de Primaria y que ahora han alcanzado el tercero.

El método se centra en “que los niños ‘manipulen’, descompongan, los números, que no sean solo cifras sobre un papel, que antes de saber escribir un 3 sepan lo que son tres compañeros o tres lápices, que sepan ‘encontrar’ el tres en la vida real, a su alrededor”, ejemplifica sobre cómo se transforma la materia en “una asignatura lúdica" en la que "se aprende y se disfruta”. Se vive.

Con el algoritmo ABN “se acaban las tareas repetitivas de cálculo, las dificultades matemáticas sin sentido, el aprendizaje memorístico vacío”. “No expresamos fantasías ni delirios sino resultados concretos”, asegura el inventor de la metodología, que según Palmero dispara la velocidad a la que los más pequeños se hacen con los números. “Habitualmente en los tres cursos de Infantil se llega a trabajar hasta el tres, el seis y el diez, respectivamente, pero con ABN en primero ya alcanzamos hasta el 25 porque esos son los niños que hay en clase y ellos se cuentan”, destaca Palmero. Antes de saltar a Primaria ya manejan hasta el cien.

Los conceptos básicos que se utilizan son la unidad, la decena y la centena (con palillos sueltos y hatillos) y la ‘experimentación’ cotidiana con los números anima a docentes y alumnado a disgregarlos, a ‘jugar’ con las cifras. “Los maestros también aprendemos de los pequeños, que tienen una mente mucho más abierta y a veces señalan nuevos puntos de vista que se nos escapan”, argumenta la experta, que sostiene que en paralelo mejora igualmente la competencia lingüística y el control de más conceptos matemáticos.