Rafael Jiménez Gámez, profesor del Departamento de Didáctica de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Cádiz y Doctor en Ciencias de la Educación por la UNED, ha pronunciado este miércoles a última hora de la tarde en la Sala de Usos Múltiples de la Biblioteca Pública del Estado una conferencia titulada ‘Apuntes para una Educación Intercultural en Ceuta'.

El ceutí, que tiene la realidad educativa de su ciudad natal como "un vicio", según ha confesado, y que ha participado y dirigido múltiples publicaciones e investigaciones sobre el tema como ‘¿Diálogo o confrontación de culturas en Ceuta?: un estudio de caso en un Instituto de Educación Secundaria’ o ‘La enseñanza del Islam en los centros educativos de Ceuta’, ha expuesto y disertado sobre el tema con los presentes, entre ellos el decano de la Facultad de Educación, Ramón Galindo, o el jefe de la Inspección educativa, Javier Martínez.

"Estabilizar" al profesorado “en función de los proyectos” partiendo de la máxima de que “el éxito de un centro está en los fracasos que evita y no tanto en los éxitos que produce”. "compensar" el insuficiente número de profesorado árabo-musulmán hasta que haya "equidad"; promocionar a "la minoría étnica voluntaria" en las AMPA y los Consejos Escolares para "la asunción por parte de la misma de responsabilidades en la mejora de los centros; ensayar "experiencias de trabajo con la diversidad"; o formar a los docentes en árabe ceutí, “sobre todo a los de Infantil y primeros cursos de Primaria”, han sido algunas de las "soluciones" ha planteado para avanzar hacia una sociedad verdaderamente "intercultural" en Ceuta.

Jiménez ha empezado precisamente retratando la sociedad local, formada por dos grupos culturales (“heterogéneos” en su interior) a los que se refirió como cristiano-occidentales y árabo-musulmanes ("cristianos" y "moros", más allá de cualquier connotación peyorativa) por encima de la un tanto "folclórica" etiqueta de las "cuatro culturas".

Ha lamentado también que la ciudad no se pueda considerar plenamente como un entorno “intercultural” (más allá del asimilacionismo o del multiculturalismo de grupos sin interacción) descrito como aquel en el que se admiten las diferencias internas en cada cultura, se da la tolerancia hacia la cultura de otros vista desde la propia y se lucha contra el segregacionismo en favor de una auténtica integración.

Desde su punto de vista, en el ámbito educativo hay actualmente tres escollos para conseguirlo: la cuestión lingüística, la “inferioridad e invisibilidad” del árabe ceutí y la conveniencia de promover un “bilingüismo aditivo” y en positivo; la actual “segregación” escolar que ya han señalado otros expertos en distintos análisis, quizá “la más difícil” de corregir; y el fenómeno del fracaso escolar, más alto en los centros con más alumnado árabo-musulmán.