BALANCE

Márgenes y Vínculos señala un crecimiento “exponencial” de violencia sexual sobre menores en Ceuta

Márgenes y Vínculos señala un crecimiento “exponencial” de violencia sexual sobre menores en Ceuta
Francisco Chamizo y Pilar Castro, de margenes y vinculos
Francisco Chamizo y Pilar Castro, de Márgenes y Vínculos
La Fundación desarrolla un programa de prevención del abuso sexual infantil en la mayoría de los centros de Primaria de la ciudad

No son buenas noticias lo que hay en el balance que ha realizado este martes, la Fundación Márgenes y Vínculos. La entidad desarrolla en los centros escolares de la ciudad un Programa de Prevención de la Violencia Sexual Infantil y ha repasado lo que dicen los indicadores. De 7 victimizaciones por delitos contra la libertad e indemnidad a menores de edad que se dieron en 2012 se ha pasado a 27 en 2021. De ellos 15 en menores de 13 años y 12 en menores de entre 14 y 17 años.

Y aquí conviene introducir el primer matiz. Los datos salen de la Estadística del Ministerio del Interior y son victimizaciones, esto es que el menor verbalizó situaciones que él consideraba pudieran estar suponiendo un abuso de su libertad sexual. Y hay muchos tipos: violencia en las pantallas (lo que más se da, según la Fundación en el último año se detectaron entre 3 y 4 casos), pornografía o delitos en los que hay contacto físico. Otra cosa es que una vez que el menor alza la voz, se compruebe o se pueda comprobar la veracidad de la acusación y acabe considerándose caso.

“No significa que se produzcan más casos, pero sí que se producen muchas más denuncias. La sociedad va tomando más conciencia del problema social tan grave que supone la violencia sexual infantil en cuanto a las consecuencias que produce a los chicos y las chicas no sólo cuando se produce sino a lo largo de su vida”, ha explicado el responsable del área de Formación de la Fundación Márgenes y Vínculos, Francisco Chamizo.

Y es ahí precisamente dónde juega un papel clave el programa que desarrolla la Fundación. Tratan de mejorar la prevención de estos casos, dotando mediante sesiones formativas e informativas de herramientas y conocimiento a los menores para que sepan reconocer las situaciones y poder denunciarlas y a los profesores y las familias para actuar ante sus denuncias. Lo hacen en los centros escolares porque es donde los menores pasan más tiempo después de su hogar. Y lo hacen en casi todos los centros de la ciudad, aunque hay cuatro aún que no han querido adherirse al programa: el Mare Nostrum, el Lope de Vega, las Adoratrices y San Daniel.

Y aquí viene otro problema, la prevención de este tipo de violencia es un contenido curricular recogido en la Ley de Educación, en la actual y en la anterior. Y a la Fundación no le consta que haya ninguna otra entidad desarrollando este contenido, o lo hacen los profesores o lo hacen de pasada las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado dentro de su Plan Director. “Se hurta este derecho a los menores”, ha llegado a expresar Chamizo para señalar que quizás existe un problema.

El educar al alumnado de Primaria y Secundaria en la prevención de la violencia sexual contra ellos es algo como la educación vial o la de igualdad, recogido en la Ley como materia a tratar en las aulas.

Y la Fundación no da tampoco para atender a toda la demanda que tiene porque entre otras cosas, la Consejería de Asuntos Sociales les recortó el presupuesto en 40.000 euros de cara a este 2023. De unos 120.000 a 80.000 euros, según ha explicado la responsable del programa en Ceuta, Pilar Castro.

Ellos le enseñan a los niños mediante juegos y roles para que ellos mismos lleguen a sus conclusiones a diferenciar lo que es un regalo de un soborno o lo que son secretos buenos de los malos. Porque ahí hay otra clave, una cierta tradición social en no denunciar por estigma, tema “tabú”, de la que se han venido aprovechando los abusadores. “Está cambiando, pero no demasiado”.

Otro problema al que se enfrentan es a la falta de implicación de las familias en los centros. Por eso al hacer balance, Pilar Castro ha subrayado que lo suyo no es un programa de educación sexual, sino para prevenir que haya violencia sexual y que los propios menores sepan a qué se enfrentan. Porque según ha explicado en algunos casos se han encontrado con el rechazo de los padres por prejuicios y porque no sabían de qué se trataba realmente el programa.

Con todo y con eso han llegado en 2022 a 2.016 beneficiarios directos. 865 chichos y chicas en Educación Primaria a través del programa ‘Mi Cuerpo es un Tesoro’, 81 profesores y 501 familias.

Y hay una segunda pata del programa que trabaja precisamente en dónde más riesgos se están dando en las redes sociales e internet. Los menores pasan, en especial desde la pandemia, cada vez más horas conectados, “y lo hacen en su cuarto, sin que ningún adulto vigile y con unos auriculares puestos”. Y eso saben bien los abusadores que es un campo sembrado para ellos. “Pone” a los menores “en una situación de riesgo importante de sufrir cualquier abuso a través d ella pantalla. Cualquier pedófilo sabe que internet es un nido donde puedes contactar con niños y niñas y tiene luego consecuencias en el mundo real”, ha explicado Castro.

Chamizo además ha ido un poco más allá sobre la situación en la ciudad, al señalar que “tampoco tengo muy claro cuáles son los protocolos” ante el aviso de un niño, una victimización, “si se da en un centro educativo o en el entorno familiar. Si hay otras comunidades que tiene protocolos abiertos y públicos en función de cómo se dé el caso”, ha avisado.

Y tal vez lo más terrible es que por experiencia apuntan ya a que si se habla más del asunto, si se le da a los menores conocimiento y herramientas para que sepan diferenciar lo que es una conducta afectiva normal de otra que es interesada y que les ataca su libertad sexual, acaban apareciendo más casos.

Tanto así que Castro no ha dudado en especular una de las razones por las que el Lope de Vega no ha querido ni contestar a las llamadas en todos estos años, desde 2018 que lleva la Fundación trabajando el programa, para que se adhieran. “Somos pesados”, ha enfatizado, para evidenciar la falta de respuesta por parte del centro, en donde les consta que la AMPA presiona para que se adhiera. “El motivo no podemos presumir que lo sabemos, pero pensamos que el tiro puede ir que ahí ya hubo unos casos que hicieron mucho daño y a lo mejor se teme que con este programa puedan salir nuevos casos. La cuestión es que la violencia sexual es algo que está ahí. Y hay dos opciones, normalizarla y aceptarla y cruzar los dedos para que no nos toque o directamente aceptarla. Creemos que es una obligación a nivel social y ellos como centro educativo el intentar, probar, implementar un programa como este que recoge la Ley y que los niños tienen que aprender a protegerse, más

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