Nervios, ilusión, sueño, desgana... La amalgama de sensaciones de nuestros más pequeños vuelve a ser hoy la que era hace justo un año. La vuelta al cole ha insertado de nuevo en la rutina este 7 de septiembre a varios miles de estudiantes ceutíes a los que, en la inmensa mayoría de los casos, el verano se les ha hecho corto o muy corto; pocos tienen la osadía de decir lo contrario.

Alumnos de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato han regresado a las aulas para reencontrarse -más morenos y bronceados- con muchos compañeros de pupitre a los que no han tenido ocasión de ver durante los meses de julio y agosto, ya fuese por haber pasado el estío lejos de nuestra salada tierra o por simple inapetencia. En suma, el monto de escolares que este jueves se han reincorporado a sus respectivos colegios e institutos asciende a la friolera de 14.773. Ahí es nada.

Como siempre, las opiniones están divididas: pese a que son muchos los que encaran con ánimo el nuevo ciclo escolar, los hay también quienes no hubiesen tenido impedimento alguno en seguir de vacaciones unos cuantos días más (o eternamente, quién sabe). Lo único en lo que el grueso de los menores coinciden es en que tenían ganas de volver a verse las caras.

En el Beatriz de Silva, casi sin buscar, encontramos un ejemplo de esa dualidad que siempre impregna los inicios de curso. Claudia, alumna de cuarto de Primaria, ardía en deseos de coincidir nuevamente con sus amigas de lunes a viernes. No solo eso: a falta de saber quiénes serán sus profesores, la joven está dispuesta a "aprobar todo"; a ser posible, con nueves y dieces. "Es bastante aplicada", revelaba su madre. En la otra cara de la moneda, tenemos a Joaquín, a quien no le hubiera importado en absoluto demorar el retorno a las clases (por tiempo indefinido, de hecho). Según su padre, "no le gusta levantarse temprano". ¿Y a quién sí?

Para la tranquilidad y el desahogo de muchos progenitores, los niños y niñas caballas volverán a tener sus mañanas ocupadas; atrás queda ya lo de delegar en abuelos, tíos o amigos durante la jornada laboral. Eso sí, prepárate para adoptar el rol de maestro en horario de tarde: te va tocar, otra vez, ponerte con los deberes de tu hijo (o hijos). Vete también haciendo a la idea de que, más tarde o más temprano, tendrás que enfrentarte al duro trance de explicarle a tu futuro heredero que no podrá llevar al día siguiente esa cartulina que le pidieron en plástica porque todas las papelerías están cerradas a las once de la noche. Cosas de casa.

Claro está, además de los propios chiquillos, quienes también se han reincorporado a su habitual día a día son los profesores. Este año, de hecho, se han batido todos los récords: 1.600 docentes, ni más ni menos. Muchos de ellos tienen rodaje suficiente como para instruir a cualquier persona de su edad; otros, por contra, afrontan desde hoy mismo la que será su primera campaña en el puesto.

Poco antes de las nueve en punto de la mañana, el rechinante rugir de los timbres abría una jornada de sensaciones encontradas. Así, entre pellizcos en el estómago, caras de profunda felicidad y otras algo más largas, Ceuta ha inaugurado de forma oficial el año académico 2023-2024.