Convivencia, solidaridad y “que los niños gasten algo de energía y se echen una siesta”. La primera edición de la marcha solidaria y posterior tapeo del Colegio la Inmaculada, coincidiendo con las celebraciones por su patrona, transcurrió este sábado en un ambiente de fraternidad desde bien temprano.

La jornada empezó en el Auditorio de la Marina, donde más de dos centenares de personas se congregaron para iniciar el recorrido. Allí mismo, Ana Valero, directora del centro, pudo empezar a ver los buenos resultados del esfuerzo organizativo.

“Esto preparado en un ambiente de normalidad, sólo dedicándose a esto, pues no tendría problema. Pero llevamos la marcha de un centro entero y estamos terminando el trimestre. Ha sido un trabajo muy duro pero tengo un equipo muy bueno”, explicaba la mandataria de la Inmaculada.

Lo de hacer una marcha solidaria con su fiesta posterior y tapeo surgió como los buenos planes, de “comentarios” aislados que acaban en “lío”, siendo el lío “ayudar a los misioneros, que están en una situación de necesidad”.

También entraron en la dinámica “empresarios, instituciones o comercios”, que donaron los regalos para el sorteo celebrado pasado el mediodía y la propia Ciudad, que ha prestado el Revellín al centro para alguno de los actos patronales, al tener su salón de actos “en obras”.

El resultado no ha podido ser mejor, a juzgar por la alegría que destilaban padres e hijos durante el recorrido, que les llevó hasta el propio colegio. Allí algunos fueron afortunados con regalos y otros con encontrar algo de comer muy de su agrado.

Mientras los progenitores esperaban su suerte en hacer bueno el dicho, “a quien madruga, la Vírgen de la Inmaculada le ayuda”. A poder ser, con “una buena siesta de los niños” durante tarde.