En el Príncipe, en las inmediaciones del CEIP Reina Sofía, no han parado de sonar las sirenas de los vehículos de la Policía Local durante toda la mañana. Las han activado los alumnos de cuarto, quinto y sexto de Primaria, quienes han disfrutado de una divertida jornada para conocer de cerca la labor del cuerpo, que les han permitido explorar a fondo sus vehículos.

Las expresiones "cómo mola" y "qué chulo" han sido probablemente las más repetidas en un día en el que, sin salir del barrio, se siente "como una excursión".

Hasta el colegio se han desplazado diferentes vehículos, entre ellos el nuevo furgón de atestados y las motos de Tráfico, así como una veintena de agentes voluntarios que han mostrado a los curiosos niños el interior de los automóviles y sus herramientas de trabajo, desde los radares y sistemas de comunicación hasta los chalecos antibalas y escudos de protección.

"La verdad es que hay mucha disponibilidad", ha destacado sobre la voluntariedad de sus compañeros el recién llegado el Inspector jefe de la Unidad de Intervención Rápida -más conocida por sus siglas: UIR-, Rafael Alarcón. Junto a él han estado otros policías de Seguridad Ciudadana y la Unidad de Proximidad y Atención al Ciudadano (UPAC) para acabar con los estigmas que rodean su labor.

"Estamos para prestar ayudar a la ciudadanía", ha explicado Alarcón sobre su labor en las calles. Los pequeños "se van encantados" de las actividades y la "conexión" entre agentes y alumnos hace que a su vuelta a la rutina vean "de otra manera" el cuerpo.

La previsión, ha indicado, es que "en próximas fechas" trasladen la actividad al CEIP Príncipe Felipe, con cuyo director ya han mantenido un contacto previo con el cuerpo para dar a sus estudiantes la experiencia que este miércoles han vivido los del Reina Sofía.

Pastillas de colorines y la posible semilla de futuros policías

En el interior también ha habido acción. Dos compañeros del Plan Director -que también incide en temas como las drogas o el acoso- han dado una charla sobre seguridad vial a los alumnos, que se han quedado con "cosas de las drogas y el vino".

Como resumen, los pequeños afirman que han aprendido que "la droga es ilegal, pero algunas son legales", en referencia al alcohol o el tabaco. En el caso de "las pastillas de colorines" son "malas para la salud", son "peligrosas", así que si se encuentran este tipo de sustancias deben "avisar a un Policía" o "no hacerle caso" a quien se las ofrezca.

Desde el punto de vista de los docentes, cuenta el director del centro, David Pérez, la actividad resulta "educativa" -especialmente la charla de educación vial, que "es bastaste necesaria"- a la vez que permite a los niños "ver a la Policía como un cuerpo amigo", "cotidiano" y que "está para ayudarnos".

"Por si pasa algo como que haya alguien que tiene droga y me la quiere vender o alguien está robando", detalla Sabrine, una de las alumnas sobre las funciones de la Local, casi corrigiendo a otra de las pequeñas, quien dudaba de si estaba para "vigilar" y si eso era "bueno o malo".

"Ellos lo saben (que están para ayudar), pero no es lo mismo que nosotros se lo expliquemos a que ellos lo vivan", abunda Pérez entre risas y sirenas de un grupo de estudiantes que entra y sale entusiasmado de un vehículo para otro. Se atreve a añadir que "esto quizá anime a que alguno, algún día, quizás, a que quiera ser policía".