Manifiesto

La UGR reclama a Putin que deponga las armas

Acto de lectura del manifiesto en el campus de Ceuta.

La Universidad de Granada ha condenado este martes la intervención militar rusa en Ucrania mediante la lectura de un manifiesto que se ha producido en todos los centros de la institución, también en el Campus de Ceuta. Así, “todos los colectivos integrantes” de la Universidad han mostrado su “importante preocupación por la grave situación que se vive en Ucrania y condenan firmemente el ataque militar ruso a este estado soberano. Asimismo reclaman el cese inmediato de una actuación que constituye una agresión al pueblo ucraniano y al derecho internacional”, se recoge en el manifiesto que ha leído Violeta Bentolila en Ceuta.

Además han “mostrado su más sincero apoyo y solidaridad con el pueblo ucraniano y muy en especial con todos los integrantes de la comunidad universitaria de este país con la que nos unen estrechos lazos de cooperación”.

Por último han reclamado “la enseñanza, la investigación y la cooperación internacional” como herramientas para seguir “trabajando por la paz de los ciudadanos y ciudadanas de todo el mundo”.

El acto ha sido cerrado con la lectura de un poema del escritor ucraniano Serhiy Zhadan:

Coge contigo lo que es más importante. Coge las cartas.

Coge lo que puedas llevar.

Coge los bordados y los iconos, coge los cuchillos de plata.

Coge el crucifijo de madera y las réplicas de oro...

Lleva pan y verdura, después marcha.

Nosotros nunca volveremos aquí.

Nosotros nunca veremos nuestra ciudad.

Lleva las cartas, todas. Hasta la última maldita carta.

Nunca volveremos a nuestras tiendas nocturnas.

Nunca beberemos de pozos secos.

Nunca volveremos a ver caras conocidas.

Nosotros somos refugiados. Nos toca correr a través de la noche.

Nosotros corremos a través de plantaciones de girasoles.

Nosotros huimos de los perros, dominios entre bueyes.

Nosotros recogemos agua con las manos, esperando en las acampadas,

molestar a los dragones de las banderas de batalla.

Los amigos no regresarán, y tú no volverás.

No habrá cocinas llenas de humo, ni puestos habituales,

No habrá luz tenue entre las casas de noche,

No habrá valles verdes, ni desiertos suburbanos.

Habrá un sol borroso tras la ventana del vagón.

Habrá un pozo de cólera, lleno de cal.

Habrá zapatos ensangrentados en los pies de las mujeres,

Guardias exhaustos en las nieves fronterizas,

cartero disparado con una bolsa vacía,

colgando de las costillas un sacerdote con una risa despreocupada,

el silencio del cementerio, el ruido de las comandancias,

lista de muertos, impresas sin corrección,

tan interminable, que no hay tiempo

de buscar tu nombre en ellas cada mañana.

El poema lo ha leído la alumna Israe Boutellis que ha cerrado el acto citando a Erich Hartman: “La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan”, para subrayar el absurdo de muerte y destrucción en el que ha entrado Ucrania desde el jueves por decisión de Putin.