Llegó el día: la UME ha iniciado este 20 de septiembre en suelo caballa su más que anunciado simulacro multirriesgo. Un total de 160 funcionarios adscritos a la Unidad han quedado repartidos por distintos puntos de la geografía ceutí para llevar a cabo un multitudinario operativo de rescate bajo el supuesto de un terremoto con inundación incluida.

En lo que respecta a la zona centro, el Arma ha hecho de los bajos de La Marina escenario de un vistoso ejercicio que, no en balde, no ha requerido la presencia in situ de ningún efectivo del gremio militar: el grueso de las operaciones de salvamento ha recaído sobre Bomberos y Aena.

Como en todo simulacro que se precie, en el de hoy, ha sido necesaria la colaboración ciudadana: un buen puñado de valientes se han prestado voluntarios para hacer de víctimas de lo que, dentro de la ambientación, ha sido un aparatoso accidente aéreo que ha dejado convalecientes a todos los pasajeros y tripulantes.

Un vehículo rotulado con los colores y el logo corporativo de la misma mercantil que gestiona los aeropuertos españoles ha hecho las veces de helicóptero dada la evidente imposibilidad de hacer aterrizar un aparato de tan grandes dimensiones (y hélices cortantes) en medio de una pista de skate.

Obviado el sutil detalle del coche que quiso ser aeronave, los servicios de emergencia hacían acto de presencia en la zona nada más emanar de ella un humo verde que servía para balizar el siniestro y dar la voz de alarma. Los primeros en personarse en el lugar eran los bomberos del propio helipuerto, quienes, tras apagar todos los conatos de incendio, se apresuraban a socorrer de forma preliminar a los damnificados.

Poco después, una dotación del SEIS y una ambulancia medicalizada recogían el testigo para seguir atendiendo a cada uno de los diecisiete heridos resultantes de la tragedia; todos ellos, estudiantes de Formación Profesional del IES Almina.

Asegurados los accidentados, el Cuerpo de Bomberos de la Ciudad terminaba de sofocar las ascuas restantes. Finalizaba, así, la primera parte de un simulacro que ha sumido a Ceuta en una catástrofe nunca antes vista (no, al menos, por nadie que siga entre nosotros).