Ideas para la cena

Si no te quieres complicar en la cocina, súbete a la moda y llama a El Refectorio

Uno de los excelentes pescados que habitualmente sirven en El Refectorio.

Cada vez es más común aprovechar el tiempo con la familia y no condenar a nadie a largas horas en la cocina. A todo el mundo le gusta disfrutar y ya no hace falta que nadie pringue. Cada vez más gente encarga sus viandas especiales fuera. Aquí te presentamos la oferta del restaurante El Refectorio para estas Navidades

Cocinar es probablemente el bello acto de amor más cotidiano. Y en estas fechas la tradición y la historia nos habla de derroches de amor en ese sentido, de hacer milagros con lo que había en la alacena en tiempos de escasez y estirarse a límites insospechados y casi pornográficos cuando la cosa ha ido bien. Al final de la escena aparece siempre la abuela, entregada a poner sobre la mesa su mejor versión. 

Pero no nos engañemos, lo de las abuelas ha sido siempre una tarea titánica, que como tal, encuentra difícil relevo generacional. El mundo ha cambiado, cambia cada día, y cada año en Navidades hemos ido descubriendo que a todos, también a la abuela, lo que nos gusta es disfrutar y que nos lo pongan por delante y que hay otras formas de amar igualmente satisfactorias. Es tan sencillo como darle la vuelta a la ecuación y liberar a las abuelas de la cocina, poniéndoselo por delante y regalándoles más tiempo con nosotros. Y para eso podemos hoy por hoy recurrir a los profesionales que saben de esto tanto o más que las abuelas, porque llevan cocinando cada día como si fuera Nochebuena, Navidad, las bodas de oro y el día de ganar la lotería todo junto desde hace lustros. 

El restaurante El Refectorio lleva ya varios años apostando por facilitarnos la vida, por ponérnoslo fácil y disfrutón como nos gusta desde que nos destetaron o incluso antes. Ellos saben de calidad en las materias primas, y de sacarles después el máximo jugo, sabor y partido dándoles el fuego, el calor y el corte adecuado. Ahí hay tanto amor como el de la abuela.

Es sencillo. Basta con echar un vistazo a su menú para llevar para los días 24 y 31 de diciembre, ponerse de acuerdo en el menú a gozar, levantar el teléfono, llamar (956513884 y 609529077), encargar y pasar a recoger en un visto y no visto en la mañana de esos días. 

Lo dan todo tan bien preparado que luego bastará en la mayoría de los casos con calentar en el horno en la misma bandeja que se recibe para terminar de hacer o en una olla. De ahí a la mesa y a morir de amor en familia hasta las peladillas y más allá.

Admiten además cualquier sugerencia particular, pero nos proponen un menú con entrantes como los típicos pasteles de cabracho o centollo o cosas más elaboradas como los calamares rellenos de carrillera de buey o los canelones rellenos de centollo y gambas. Por supuesto su mítico centollo limpio o el marisco cocido con sus correspondiente salsas, para evitar disquisiciones cuñadiles sobre el método ideal para cocer estos manjares de dioses.

En sus platos principales abunda la carne. Nada de plancha, todo guisadito a amor lento para que no se pierda calidad ni mimos en el viaje de su cocina a su mesa: cochinillos asados, manos y patas de cordero lechal, rosbif de vacuno madurado, pularda rellena de trufa y piñones, rabo de toro o incluso para reconstituir el cuerpo en Navidad una auténtica fabada asturiana. 

Si echan de menos el pescado es porque no entraría en un pergamino kilométrico la enorme oferta de la plaza y eso es lo que ellos proponen, el pescado que se desee al horno. Así son.

Y si se está harto de turrones y polvorones sugieren dos postres, tarta de queso y strudel de manzana.

Tanto para Nochebuena como para Nochevieja recomendamos este buen homenaje a las abuelas, liberando a todo el personal de la cocina, dejándola libre para que sea otro espacio más de la casa en el que brindar y darse amor, pero sin necesidad de ensuciarse las manos... salvo que se piense en otra cosa que no es cocinar. La sensación orgásmica en cualquier caso está garantizada con El Refectorio.