Ya no es que esté dando de sí, es que está dando mucho, muchísimo de lo que hablar. El programa 'Erasmus+' está más de dulce que nunca. La iniciativa europea de movilidad por antonomasia ha vuelto a situar a Ceuta este mes de noviembre en el epicentro del mapamundi: un total de veintitrés estudiantes del viejo continente se han desplazado hasta nuestra urbe para conocer de cerca su patrimonio y, sobre todo, las distintas realidades sociales que aquí confluyen.

Los chavales, provenientes de países como Lituania, Grecia, Eslovenia, Croacia e Italia, fueron ayer -martes- objeto de una suerte de 'recepción oficial' en la que la Casa de la Juventud hizo las veces de anfitriona. Parte de la 'culpa' de que la ciudad autónoma vaya a tener esta semana a una veintena de foráneos pululando por sus calles recae sobre el propio organismo juvenil; la otra parte de esa misma 'culpa' la tiene la denominada 'Asociación K'mon', que vio en la Perla del Mediterráneo una oportunidad de oro para formar al grupo en materia de "inclusión y diversidad".

Dicen que, en la variedad, está la riqueza. Alfredo Rodríguez, uno de los coordinadores de K'mon y el gustoso encargado de guiar a la expedición durante su breve estancia en suelo ceutí, parece suscribir de pleno tan acertada máxima. La idea del proyecto es que los muchachos regresen a sus respectivos lugares de origen siendo más conscientes de quiénes son y de cómo el mundo que les rodea -el llamado 'circun-mundo'- influye sobre sus pensamientos. "¿Qué mejor lugar que Ceuta para conseguir eso?", valoraba Rodríguez.

No habrá tiempo para aburrirse: durante siete largos días, los jóvenes se sumirán de lleno -mañana, tarde y noche- en un amplio popurrí de actividades en aras del "aprendizaje en valores". El taller de hoy, aquel con el que la organización ha abierto la veda, ha servido para poner a más de uno a "reflexionar sobre sus creencias". "Queremos que piensen sobre aquello que les hace ser individuos", revelaba Rodríguez.

En un hábil intento por romper el hielo, K'mon ha troceado el grupo en varios subgrupos para, de esta manera, 'obligar' a los adolescentes a conversar entre sí. Por fortuna para unos y otros, la barrera idiomática no ha supuesto impedimento alguno; la actividad se ha desarrollado sin mayores problemas gracias a la utilización de la lengua de Su Majestad -el inglés-. "El objetivo es que se conozcan, que conozcan a personas de otros países y con otras culturas", detallaba Alfredo.

Para quien la barrera del idioma ha quedado completamente derruida ha sido para Alexander, un joven macedonio afincado en nuestro país desde hace ya "algunos años"; de ahí su dominio del castellano. Alexander vive en España, sí, pero la de este 2023 es su primera vez en Ceuta. Visto el alarde de valentía, la pregunta se prestaba a obligación: ¿qué hace un ciudadano de Macedonia del Norte en un sitio tan recóndito como Ceuta? "Me sentí atraído por su cultura", zanjaba el veinteañero, que reconocía: "Estoy encantado de estar aquí; la gente es muy positiva".

Aunque, por motivos evidentes, aún no ha tenido ocasión de conocer nuestros parajes y monumentos más emblemáticos, Alexander no parece estar preocupado: "Tendremos tiempo para eso". Para lo que, previsiblemente, también habrá tiempo más que de sobra será para probar la gastronomía caballa. Aun no habiéndolo hecho de momento, el macedonio ya está prendado de la ciudad: "Está guapísima; se la recomiendo a todo el mundo". Su visita es la primera, pero "no será la última". "La experiencia está siendo muy buena", remataba.

El seminario ahora en curso es el primero de los dos que K'mon ha programado para el exclusivo disfrute de sus participantes. Su objetivo principal pasa por "sentar las bases para el seminario final", que se celebrará -salvo imprevistos- el próximo mes de abril. Entonces, el grupo valorará cuán útiles han resultado los conocimientos adquiridos y cómo estos les deberían servir para "ser más conscientes de quiénes son". "La idea es que vuelvan a sus países de origen conociéndose más y mejor", resumía Rodríguez.