El Juzgado de Instrucción número 6 ha decidido archivar la denuncia de Vox por un presunto delito de odio contra la formación ultraderechista del ex líder de Caballas, Mohamed Ali. Los hecho que denunciaban los de Juan Sergio Redondo tuvieron lugar durante una agitada sesión plenaria celebrada el 29 de enero de 2020.

En aquella Sesión Plenaria, tras ser increpado a gritos desde la bancada de Vox respondió diciendo, entre otras frases dirigidas a su líder Juan Sergio Redondo,“sal a la calle y dile a la gente que quieres matarlos” o “fascista, a ti lo que hay que hacerte es otra cosa”. Vox llevó el caso ante la Justicia por amenazas pero la jueza archivó el asunto, decisión que recurrió la formación ultra. Ahora, de nuevo, la jueza archiva la demanda al no ver tampoco ahora indicios de delito.

Para la Fiscalía, en cualquier caso, la trifulca plenaria y los insultos de Mohamed Alí —que llamó fascista a Redondo— no llegaron a “delito de odio”: “Gran parte de lo que le atribuyó el auto recurrido no pasarían por sí sola de meras reconvenciones e insultos dirigidos a una persona concreta (“Sal a la calle y dile a la gente que quieres matarlos, que los quieres echar,... cobarde y fascista...”). Desde luego, llamar a alguien “fascista” no tienen a los efectos de la incardinación en el artículo 510.1.a) del Código Penal la relevancia que se le dio en el auto recurrido remontándose a las consecuencias que el mismo habría tenido en la historia”. Y argumenta: “Hoy en día se trata de un mero calificativo peyorativo desprovisto de mayor significado que el de tildar de extremo en cuanto a su ideología a quien se dirige, lo que simple y llanamente es crítica, no odio”. 

Ahora bien, matiza, “sí podría resultar crucial en la situación de crispación en la que todo se produjo y el origen de la misma, su afirmación sobre que “... a ti lo que hay que hacerte es otra cosa...”. “No obstante, todas esas expresiones atribuidas a los recurrentes habrían de ser analizadas teniendo en cuenta todo lo que aconteció previamente, el contexto exacto en el que se vertieron y todo lo que pudo seguirles para determinar si, como vinieron a mantener los recurrentes, no eran más que alusiones dirigidas a sujetos concretos por su desacuerdo con los mismos por su propia actuación personal, no ligadas exclusiva o preponderantemente a su ideología”.