Contamos aquí hace ahora una semana, desde Bruselas, que en la capital de la Unión Europea, Ceuta y Melilla no existen. No están en el debate y apenas se conocen. Quería el eurodiputado, Jordi Cañas, con la presentación de su informes sobre las dos ciudades en el Parlamento Europeo, ponerlas en el foco. Tal vez, tendría que presentarlo también en el Congreso de los Diputados. Este miércoles, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecía ante el pleno de la cámara para rendir cuentas de la cumbre europea celebrada la pasada semana y, a petición del PP, para explicar el acuerdo alcanzado con Marruecos. En su primera intervención, Sánchez dedicó 25 minutos a la cumbre europea y 15 a ahondar en los mismos argumentos y explicaciones que ya había dado sobre el acuerdo con Marruecos. La portavoz del PP, Cuca Gamarra, dedicó poco más de 3 minutos de los casi 17 que usó en su turno de réplica a Ceuta. El líder de VOX, Santiago Abascal apenas le dedicó una frase. Sus discursos acabaron centrándose más en la factura de la luz que en tocante a Ceuta y Melilla.

Ahí insistieron ambos líderes de la oposición para afear el Gobierno incumplimientos y errores y de paso plantear su hoja de ruta: menos impuestos y en el caso de VOX apuesta por las nucleares y por el fracking, sin nombrar el segundo.

En el caso de Gamarra además puso en solfa la división en el Gobierno en temas claves internacionales como precisamente la posición sobre el Sáhara Occidental o la OTAN y el apoyo con envío de armas a Ucrania en la crisis desatada por Rusia.

Gamarra le ha recordado a Sánchez que el “Congreso ha sido claro en dos resoluciones aprobadas en el Pleno. NO tienen ni el mandato ni el apoyo para cambiar la política en esta cuestión”, le ha espetado Gamarra con respecto al Sáhara. “Le exigimos que vuelva al marco de Naciones Unidas que nunca debió abandonar”, le ha apostillado.

Gamarra le ha cuestionado los beneficios del acuerdo con Marruecos: “¿De qué ha servido este cambio si no se ha creado la aduana de Ceuta y la de Melilla sigue cerrada?¿A qué se deben los retraso?”, le ha preguntado a Sánchez para calificar de “fracaso” sus gestiones.

La portavoz popular ha exigido a Sánchez que integre a las dos ciudades de forma plena en Schengen en consonancia con la posición, en este aspecto sí, que defiende del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Juan Vivas.

Sobre el acuerdo, Gamarra ha sumado a sus críticas el “estropicio que ha generado en las relaciones con Argelia”. “Usted rompe las relaciones con Argelia y los españoles pagamos las consecuencias”, ha resumido tras repasar la paralización de las exportaciones al país africano, que afectan ya a amplios sectores económicos.

Eso sí, el PP ha tendido la mano al PSOE ante la división que han suscitado estos asuntos en el Gobierno con el ala de Podemos para sacar adelante una posición compartida por todos.

Abascal

Más duro en ese sentido ha sido el líder de VOX, Santiago Abascal, que aunque apenas ha dedicado una frase al asunto de Ceuta y Melilla, ha llegado a afirmar sobre los acuerdos alcanzados con Marruecos que “ha de saber Marruecos que el cambio de posición (sobre el Sáhara) sólo le compromete a usted. No a esta cámara ni al próximo Gobierno de España”, sembrando la misma duda que viene reiterando la formación desde que se anunció el mismo, y que podría generar dudas en las negociaciones que se llevan a cabo para implementar las aduanas comerciales, por ejemplo.

“Lo más importante no es lo que opine usted de Ceuta y Melilla. Sólo faltaba que no reivindicara su españolidad, lo que queremos es que Marruecos reconozca de una vez por todas la soberanía española de ambas, que son españolas antes de la existencia de Marruecos como país”, ha afirmado Abascal.

Y a partir de ahí, reclamar la repatriación de todos los marroquíes con delitos y desmantelar las oenegés que atienden a los colectivos de migrantes y que son financiadas por los países europeos.

Socios del Gobierno como Podemos o ERC han cargado contra el PSOE por el acuerdo, reclamando defender los derechos de los saharauis, evidenciando la división que ha asumido Pedro Sánchez para cerrar el acuerdo, que aspira a poner fin por la vía de los hechos (la aduana comercial) a la reivindicación histórica de Marruecos sobre Ceuta y Melilla y a reflotar sus economías cambiando sus modelos con fuertes inversiones estatales.