Rosell, antes de la rueda de prensa en la que ayer anunció su dimisión. REUTERS/Albert Gea
Es curiosa la tendencia del Barça hacia la autodestrucción siempre que se encuentra en años de bonanza deportiva. Los intereses, las polémicas, las ansias de poder o el temido entorno le pasaron factura a Núñez, a Gaspart y hasta a Laporta. Y con Rosell no ha ocurrido lo contrario. Cuando los azulgranas están en un pedestal. Cuando ganar Ligas y Copas de Europa se convierte en algo común. Cuando el equipo es una balsa de aceite pese a los bruscos movimientos producidos en los últimos meses, pese al ruido tanto futbolístico como extradeportivo.
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Posted originally: 2014-01-24 07:00:00