La renovación del PSOE de Andalucía ha arrancado casi silenciosamente, con un cambio de gobierno en Madrid, con un nuevo Presidente al frente de la Junta de Andalucía y con la previsible elección de Griñán como próximo secretario general de los socialistas andaluces.

Griñán ha aportado un importante cambio de “cara” tras casi diecinueve años de Manuel Chaves. Un cambio y una novedad que no son absolutos (fue ministro y era vicepresidente), pero que tiene la ventaja de poder vender lo nuevo junto con la experiencia.

La apariencia de persona madura, seria pero no inexpresiva, da una primera imagen interesante. Den lo que le escuchado hablar ha mostrado una capacidad expresiva mucho mayor que Chaves (no es difícil) y mucha cintura, junto con un espíritu muy sencillo entre los suyos.

Griñán, al ser investido, no sólo asumió la Presidencia, sino que remodeló el gobierno andaluz, en lo que yo entiendo que es una muestra de autoridad indicando que no estaba en un mandato interino. Supongo que después de haberse hecho con el gobierno, estará haciéndose con la administración, una tarea mucho más compleja y que necesita de mucha paciencia, más tiempo y dosis infinitas de mano izquierda.

El último paso será el que ahora muchos periódicos indican: la Secretaría General del PSOE de Andalucía. Será secretario general en 2012 si gana las Elecciones Andaluzas, algo que las primeras encuestas le auguran, sobre todo teniendo en cuenta que es político andaluz mejor valorado.

Entonces tendrá que hacerse con el Partido (tarea importante y más compleja que las anteriores) y acometer también algunos cambios de sensibilidades y perspectivas que haga posible la vuelta de los socialistas andaluces a las capitales provinciales. Y sobre todo Griñán debería dar paso a otra generación, no asumir los dogmas del pasado y no eternizarse en el cargo.