Kaká vio por el rabillo del ojo a Granero tirando la diagonal. Tenía el balón bajo el pie y la frente alta. Hizo un gesto suelto y metió el taconazo. El pase fue preciso al espacio. Granero recibió solo ante Weidenfeller y definió al rincón. Este instante de inspiración adelantó al Madrid en el arranque del penúltimo amistoso de una pretemporada que ha servido de poco.