Peticiones honestas


Peticiones honestas
Toda la polémica en torno a los símbolos religiosos en los edificios públicos parte de una premisa que la hace más comprensible: los defensores de su permanencia no son capaces de pensar que haya personas a las que honestamente les molesten y vean impuesto un símbolo religioso contra su libertad de conciencia y su libertad [...]


Toda la polémica en torno a los símbolos religiosos en los edificios públicos parte de una premisa que la hace más comprensible: los defensores de su permanencia no son capaces de pensar que haya personas a las que honestamente les molesten y vean impuesto un símbolo religioso contra su libertad de conciencia y su libertad religiosa.

Piensan que los que defendemos la retirada de estos símbolos lo hacemos por molestarles, que deseamos alterar caprichosamente el tradicional estado de las cosas o que sencillamente no somos personas centradas.

La libertad de conciencia y la libertad religiosa están para ser ejercidas y respetada. El establecimiento o la permanencia de símbolos religiosos en espacios no religiosos es un manifiesto atentado contra los que no compartimos esas creencias y no queremos saber nada de ellas ni de sus símbolos.

Ni queremos molestar a los creyentes, ni somos seres caprichosos, ni somos tarados e inmaduros. Tenemos derecho a nuestra libertad y conciencia y religiosa y no queremos que nos impongan los símbolos de ninguna confesión.

Posted in África, Celtiberia, Derechos Humanos, Laicismo, Religión, Sociedad

Posted originally: 2009-12-20 10:30:10

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