¡Qué previsibles somos!


¡Qué previsibles somos!
En la política y especialmente en la política internacional ser absolutamente previsible es una pésima estrategia, que deja al que la ejerce en manos de un adversario lo suficientemente hábil como para saber mover adecuadamente los estímulos con la completa seguridad de que va a producir una respuesta esperada y buscada. España es un libro [...]

En la política y especialmente en la política internacional ser absolutamente previsible es una pésima estrategia, que deja al que la ejerce en manos de un adversario lo suficientemente hábil como para saber mover adecuadamente los estímulos con la completa seguridad de que va a producir una respuesta esperada y buscada.

España es un libro abierto para la política exterior marroquí. Ellos saben prever qué dirán cada y cuál será el comportamiento de cada uno de los actores.

Política exterior como campo de batalla de la política interior

Desde hace mucho tiempo la política exterior española como un terreno de batalla política y electoral por parte de todos los partidos políticos. Una crisis internacional provoca automáticamente una crisis interna en España, ya que todos los partidos intentan sacar ventaja de la crisis, especialmente cuando la resolución no es cosa de dos minutos.

Imaginario

Marruecos es percibido, por parte de una buena porción de la población española como un ‘enemigo natural’. Son demasiados siglos de Historia y de historias como para que fácilmente se considere a Marruecos. Nuestro imaginario tiene un elemento de miedo a alguna forma de ‘invasión marroquí’ y eso exacerba tanto a la sociedad española que pronto se pierden los papeles. Cualquier cosa, sin excusar que no esté bien, es vista e interpretada como una ‘grave provocación’.

El papel de la derecha

La derecha española explota el imaginario social para obtener ventajas políticas y  electorales. Cualquier actuación de Marruecos es vendida como un ataque a la soberanía, la independencia y a la integridad territorial de España. En este capítulo todo lo relaciones con las ciudades de Ceuta y Melilla tiene un efecto multiplicador (a pesar que la mayoría de los españoles en la vida han pasado por ninguna de las dos ciudades).

El papel del gobierno

El gobierno se suele quedar en un sitio indefinido: ni coge la posición del agravio y toma medidas, ni comunica adecuadamente cual es la situación real y los motivos que le llevan a actuar como está actuando. El gobierno sale perjudicado y, con cada nueva actuación de cuatro manifestantes y con colaboración inestimable de la derecha española, se le presiona aún más.

Los medios de comunicación

Todo lo que suene a Marruecos, España y a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla tiene un especial ‘morbo informativo’. Las principales cadenas de televisión mandan enviados especiales porque no tienen corresponsales permanentes (salvo RTVE) en estas ciudades y los pobres se hacen un verdadero lío con los sitios y las circunstancias. Y a todo esto se le une que en el verano no hay noticias, pues a darle minutos. Y después están los medios de opinión, cada cual cumpliendo con las expectativas dependiendo de su línea ideológica.

Marruecos

Las élites gobernantes en Marruecos tienen, por lo general, una buena formación adquirida en centros de calidad de toda Europa y de los Estados Unidos. Tantos los dirigentes, como la sociedad civil conocen muy bien la realidad social y política española, mientras que en España las mismas instancias son casi ignorantes sobre la política y la sociedad marroquí. A ello se une el férreo control que el gobierno marroquí tiene sobre sus medios de comunicación.


Filed under: Celtiberia, Ceuta, Ciencias Políticas, Comunicación, Comunicación Política, Imaginario político, Marruecos, Melilla, Periodismo, Política, Política Internacional, Prensa, Radio, Televisión
Posted originally: 2010-08-25 12:00:39

Leer original

¡Qué previsibles somos!


Entrando en la página solicitada Saltar publicidad