El gobierno golpista de Honduras sigue en su camino de consolidarse por la vía de los hechos hasta alcanzar algún reconocimiento internacional. Por ahora no han tenido demasiado éxito, contando para su fracaso con la ayuda inestimable del mandril al que le han encargado de los Asuntos Exteriores.

Los países más involucrados en la zona intenta hacerles todos los desaires posibles a los golpistas, pero saben que proceder a realizar sanciones económicas solamente perjudicaría a la población y podría ser utilizado por estos para legitimarse en medio de las contradicciones.

De camino el Presidente Zelaya está demostrando una enorme fatal de habilidad (uno se explica que fuera tan fácil echarlo) y no para de hacer intentonas de entrar en el país sin que nadie lo espere. De camino ha adoptado al inefable presidente venezolano de compañero de travesía, lo cual no apunta nada positivo.

En el fondo las medidas a tomar son mucho más sencillas en mi opinión y no consistiría en otra cosa que tocar el bolsillo de los golpistas hondureños. Supongo que estos señores no tienen todo su dinero en Honduras, más solamente tendrán una mínima parte, de modo que un simpático bloqueo de sus cuentas en el exterior provocaría alguna reacción. Evidentemente, los golpistas y corruptos de medio mundo buscarían otros bancos o lo que fuera para guardar su dinero.