El entusiasmo de Valencia por la Fórmula 1 transita hacia el arrebato. Las autoridades políticas han convertido la ciudad en referente desde que, hace tres años, McLaren rompió la hucha e invirtió seis millones de euros en presentar a Fernando Alonso con su «flecha de plata» en uno de los saraos con más boato que se recuerdan en la F-1. El piloto ha desembarcado ahora en el otro portaaviones y Valencia sigue al quite. Sus gobernantes negocian para que Ferrari realice su salutación mundial de 2010 en la ciudad. Y para vestir la oferta, han propuesto a todas las escuderías la posibilidad de una...