La cosa que más me sorprendió durante mi visita a la capilla ardiente de Edward Kennedy fue la entereza de sus familiares. Su viuda, Vicki, saludaba a la gente con una sonrisa en los labios. Estaba en las antípodas de las severas fotos de Jackie Kennedy en el funeral de su esposo. Igualmente, dos de los sobrinos del ex senador, que estuvieron dando la mano al público, no parecían estar pasándolo mal en absoluto. Eran todo sonrisas y tranquilidad. Era imposible saber si estaban agradeciendo el pésame o celebrando algo.
Leer