Una vez más otoño….


Una vez más otoño….
  Llueve. Llueve “p´abajo”, el agua traza una línea recta perfectamente perpendicular hacia el suelo. No siempre es así, en la ciudad de los contrastes muchas veces llueve de distintos lados, te puede pegar el agua en las piernas, en la cara, en el pecho o el trasero… jugando con tu figura y haciendo que [...]

Llueve. Llueve “p´abajo”, el agua traza una línea recta perfectamente perpendicular hacia el suelo. No siempre es así, en la ciudad de los contrastes muchas veces llueve de distintos lados, te puede pegar el agua en las piernas, en la cara, en el pecho o el trasero… jugando con tu figura y haciendo que hagas juegos malabares con el paraguas. En mi ciudad casi siempre llueve con viento.

Esta noche no hay viento Esta noche podría tener las persianas levantadas y el agua no entraría por ninguna rendija. Es el puente del Pilar, o de la Hispanidad, incluso los más antiguos y algunos casposos lo llaman el día de la raza… como si los españoles fuésemos hijos de una raza pura, y no de mestizajes tras mestizajes….

El puente me ha pillado trabajando todos los días, el trabajo de verano se extiende en el otoño, sin que yo haga otra cosa que dejarme llevar, haciendo juegos malabares de turnos , durmiendo cuando puedo, comiendo cuando tengo hambre, viviendo las madrugadas, levantándome antes que el sol, dejándome llevar por el la rutina de días distintos, asimétricos, nuevos, soportando la sorpresa y el cansancio de hacer lo mismo pero en distintos tiempos.

No me quejo, tener las horas llenas de trabajos hace que el dolor viva dentro pero no se recree:  Los días pasan con la certeza que no podrás olvidar, que nunca dejará de doler, pero que no te permitirás sentir pena por ti.

Recrearse en el dolor no es bueno, es inútil y además imposible si otros esperan que vivas.

Llueve, y en el trabajo de verano, que se prolonga en un otoño húmedo a penas hay ciudadanos a los que atender, tampoco hay wifi, ni conexión de bandas anchas o estrechas que acompañen las horas que pasan apresuradamente mientras el sol aparece o se pone. La radio es cómplice, y el libro fiel llena de lírica la terrible vulgaridad de algunos parroquianos.

Siempre me salva la literatura, y estamos en comunión mis autores y yo, como el conjuro supremo que mantiene la mediocridad al otro lado, siempre al otro lado…

Este puente me ha dado por leer “Crónicas  de allí” , un libro que me mandó Alberto Núñez, un lector de mi blog, un libro que hace un año vino a nombre de África Puente y dejé olvidado en la mesa del salón, como tantos libros que se asoman por tu vida esperando el momento de ser leídos….

En la dársena mientras la lluvia caía con la fuerza de los días de otoño descubría la juventud de mis padres en el espacio y las calles que narraba el libro, paseé por sus personajes conocidos de oídas,  visité los cines, me perdí en el zoco de Haddu , volví a tomar ligaillos en el Ortega de la Plaza Vieja, lloré por los muertos de la represión después de la guerra, Me imaginé siendo una muchacha de los cincuenta esquivando los piropos de los quintos….

Volvía a salvarme la belleza.



Posted originally: 2010-10-11 00:01:28

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Una vez más otoño….


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